miércoles, 9 de octubre de 2013

El disco del mes de septiembre. Coàgul - Eclíptic (Autoeditado 2013) / Xeerox - 1979-1981. Recuerdo Espectral De Un Viejo Decorado Eléctrico (Anòmia 2013)


Difícil ha estado la elección este mes, han llegado a casa discos muy buenos, entre ellos el Vida Gris 32 de Gudar, del que no he dicho ni mu, y que fácilmente podía haber aparecido hoy aquí. La razón es que espero que pronto salga en la sección Artista Invitado. Entonces ya le haremos justicia.
Al final me he decidido por Eclíptic de Coàgul y Recuerdo Espectral De Un Viejo Decorado Eléctrico de Xeerox, dos propuestas que me dejan una huella profunda.
Dos discos de gestación muy distintas, el de Coàgul responde a un plan preconcebido. Es fruto de su estancia de una semana en Cal Sala, una masía en la que sólo hay una iglesia con su cementerio y un observatorio astronómico. Por el día cuevas y montañas, y por la noche estrellas y planetas. Durante esta semana debía idear un tema cada día, por prescripción de Gràcia Territori Sonor, artífices de la propuesta. Por otro lado, en el disco de Xeerox se recogen ensayos que abarcan un periodo de dos años, grabados en su local, un búnker de Barcelona, sin ningún retoque en el sonido. Imagino que a estas alturas ya habrían descartado ver estas grabaciones publicadas.
Edición en vinilo para este Recuerdo Espectral con libreto A2 de doce páginas. Y deliciosa presentación en caja de cartón para Eclíptic, que incluye libreto en tinta roja y trozo de hueso, y la obra dividida en dos partes, el CD Setmanari Eclíptic y el mini-CD Condensació Eclíptica.

Xeerox, según cuentan, concebían sus ensayos como un continuo de improvisación a base de guitarras, sintetizadores, cajas de ritmo, bajos, batería y voz, según època. En el disco aparecen diez fragmentos sin título repletos de hallazgos, genialidades e ideas que remiten a un montón de nombres posteriores en el tiempo, que corrieron mejor suerte. En un par de piezas manda la contundencia del ritmo, en las demás convierten el sonido en un ente opresivo, creando un ambiente gris, plúmbeo, asfixiante y más dañino que el amianto. Tremendos collages sobre muros de hormigón armado. Atonalidad, disonancia, libertad absoluta, parece muy acertada la decisión de mostrar el sonido tal y como se conservaba, degradación magnética incluida, añaden en los créditos. La sensación de estar presente en el local de ensayo es absoluta, ese placer que sólo se conoce cuando se está ahí, ese cosquilleo de estar en medio de un proceso creativo, con su genialidad y su desorden. Sintiéndolo todo en bruto. Pones el disco y casi puedes ver el sudor chorrear por las paredes.
Se me ocurre que si estas grabaciones llegan a ver la luz en su día, igual la historia de la música electrónica experimental e industrial en este país no se comenzaría a contar por Esplendor Geométrico.


Coàgul en Semanari Ecleptico nos trae siete conjuros. En los cuatro primeros la electrónica (ayudada por ruidos) percute como si de una txalaparta del siglo XXI se tratase, sin apabullar, dejando espacio al silencio, (llevado al extremo en Ben Endins De La Cova Negra), a las grabaciones de campo, omnipresentes en todo el disco, y a la voz, que recita una y otra vez sus textos como un chamán, con ese ligero eco que acrecienta la sensación de estar perforando tu mente. En los tres últimos conjuros la electrónica le gana la partida al silencio y esboza incluso alguna melodía. En Cobriu-me De Flors hasta se canta en absoluto trance, y el sonido de la campana encaja como un guante.
Deja la sensación de haber asistido a un ritual secreto, de presenciar una de esas tradiciones oscuras que se transmiten de espaldas a la civilización, y a la vez, de haber contemplando la fórmula secreta de la alquimia o el secreto de la construcción de las pistas de Nazca. Fascinación absoluta.
Además en Condensació Ecliptica toma las grabaciones de campo recogidas y construye una larga pieza instrumental que tiene algo del Ulises de James Joyce o del Gerry de Gus Van Sant, lo que parece un viaje a pie durante toda la noche desde Cal Sala a un lugar secreto de congregación para celebrar un rito al amanecer, no deja de ser una tremenda epopeya interior.

Y como siempre, solo nos falta decir quien es quien. Coàgul es el proyecto personal de Marc O´Callaghan, que compagina con otros proyectos como +++, Herpes y Crani Séptic, además es ilustrador y muchas más cosas. En Xeerox estuvieron Mario Almonacid, Javier Hernando (que ahora graba a su nombre y que estuvo detrás del mítico sello Ortega Y Cassette), Krishna Goineau, Magda Redondo, Pere Llorens; Cheity, Raúl Guber, Luis Lorenzo y Germán Lazaro. 



1 comentario:

  1. Acabo de leer tu prescripción facultativa del Coàgul Eclíptic y no puedo estar más de acuerdo. Solo añadir que en mi caso este disco es, también, un fantástico documento de los dias eclípticos con Marc. Si vieses los vídeos de la Cova Negra... 5000 metros cuadrados de sala subterrànea y el Marc inventandose el tema in situ, con esa rever natural rebotando por la enorme cúpula... Rock de roca vacía!

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