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viernes, 18 de diciembre de 2015

Anntona - En La Cama Con Anntona (Gramaciones Grabofónicas 2009)

Anntona, uno de los guitarras de Los Punsetes, también hace cosas por su cuenta. Birra Y Perdiz le dio la alternativa en 2007 con Anntona Es Buena Persona y con un split junto a Espanto al año siguiente. Luego llegó este disco, uno de los discos de pop que más me ha obsesionado últimamente. Y ya saben que no es bueno obsesionarse, uno empieza a ver cosas que no hay, a encajar las piezas a la fuerza y a hacerse su propia película en la cabeza, que igual poco tiene que ver con la realidad.
Anntona está solo, no se gusta, se droga y no tiene bigote. Le molesta su nombre y es consumidor habitual de pornografía. Pero decide cambiar, nunca es tarde. Alguien le ha prestado El Método de Neil Strauss y él se ve atraído por su portada e indaga en su contenido.
Sale por la noche y no se pone el listón muy alto, elige a una chica que cree que es gilipollas y además bastante fea. Aun así, fracasa y no puede evitar insultarla, y aunque luego se disculpa, en su fuero interno sigue pensando que los insultos eran merecidos. A primera vista Anntona parece un auténtico cretino.
Después de semejante despropósito busca el consuelo en su amiga Ariadna, y como otras mil veces más anteriormente, la taladra con su rollo de que antes se sentía fuerte y podía volar sin la necesidad de estar con nadie y que ahora todo le va muy mal. Todo esto mientras va acomodando la cabeza en su regazo. Ella le atusa el pelo y él sonríe maliciosamente para sus adentros y finge enjugar sus lágrimas, mientras piensa que allí no se está tan mal. Por la ventana se suela el sonido de un Kaossilator.
Antonna sabe que tiene prohibido quedarse a dormir allí y toca volver a casa. Sale a la calle, donde al sonido del Kaossilator se une el de unas percusiones, y sin mucho dinero en el bolsillo, entra a a la primera tienda que ve abierta a comprar tabaco y elige los que están en oferta: "Dos paquetes cien". Siempre fue así, le toca reconocer que nunca voló tan alto, sus pensamientos se ven invadidos por todos esos momentos en que escondía su triste realidad en largas noches de fiesta y sus debilidades tras una fingida superioridad. Mientras sigue su camino, mira a las chicas, recuerda sus viejos amores y no deja de escuchar esa voz, a la que llama La Policía Del Amor Incorrecto, que mina su confianza, que le dice que no se enamore, que se va a comer una mierda y que cualquier relación que emprenda solo acabará en desastre.
En su confusión, le parece divisar a aquella que llamaba La Bien Querida, el amor de su vida y la única chica con la que se ha sentido realmente cómodo. Se acerca por su espalda sin saber qué es lo que va a decirle. Se limita a pegarse mucho a ella y a aspirar su olor.
La chica asediada, que al final resulta ser una desconocida, después del susto inicial al sentir que alguien husmea en su cuello, reacciona amablemente y sonríe. Hablan un rato y ella le sugiere que algún día pueden verse para cenar por ahí. A Anntona, que como habíamos dicho antes no atraviesa su mejor momento económico, solo se le ocurre contestar con aquel chiste privado de sus amigos de Cono, y le pregunta si cree que él es el príncipe Alfonso de Hohenlohe. Ella no entiende bien lo que quiere decir pero se parte de risa, le hace gracia tan extraño nombre y al final intercambian sus teléfonos y quedan en verse pronto.
Anntona está nervioso, le resulta extraño que la primera cita sea en su casa, le toca preparar la cena para los dos. Ella es maravillosa y todo transcurre estupendamente, la conversación fluye con naturalidad y acaban descubriendo su admiración común por las películas de Mario Salieri. Él lamenta haberse deshecho de toda su colección cuando decidió cambiar para ser otra persona, y ahora que tiene con quien compartirla, busca desesperadamente donde pueda quedar algo, subcarpetas del ordenador, antiguas cintas de VHS y otros escondites, pero sin éxito. No importa, se acuestan y se desnuda frente a Cristina, que así se llama la chica. Le habla de sus miedos y por primera vez se siente plenamente feliz.
Un agradable calorcito recorre su cuerpo y en esos pensamientos confusos, que aparecen cuando el cerebro empieza a desconectar para sumirse en el sueño, se mezclan sus futuros retoños, a los que recomienda abrigarse, con venenos de sabor cojonudo, con puentes de los que saltar, con altramuces y panchitos y con las puertas abiertas de su vida para que quien quiera entre y salga con libertad... hasta quedar profundamente dormido junto a Cristina, con una mueca de alegría en la cara y un hilillo de baba que comienza a deslizarse por la comisura de sus labios.
Cuando ya todo queda en silencio, se hacen apenas perceptibles las voces de la tele encendida, en lo que parece cualquiera de esos nefastos programas de tele tienda, a la vez que los créditos comienzan a recorrer la pantalla de abajo a arriba:
Anntona como Anntona. Cantó, tocó guitarras y teclados y programó ritmos y bajos.
Ariadna Punset como Ariadna.
La Bien Querida como La Bien Querida.
Cristina Clovis como Cristina.
J. Punset como El Hombre Que Toca El Kaoosilator.
Luis Espanto como El Hombre Que Añadió Percusiones.
Grabado y mezclado por Antonna.
Diseño Dneu y fotos de Rimidiredux.
Una producción de Gramaciones Grabofónicas. 2009.

Brutal y humana.



viernes, 31 de enero de 2014

Tubular Balls - Cuando Éramos Rubios (Gramaciones Grabofónicas 2007)

Mira por donde, hubo un tiempo donde parecía que el ruido iba a salir de las catacumbas en las que siempre ha estado en este país. Fue más o menos por 2007 y 2008. El sello for Noise's sake salía en el Rockdelux dentro de un informe sobre el nuevo underground de la capital, compartiendo páginas con propuestas más accesibles.
Las primeras ediciones de este sello incluían discos de pier, The Murders In The Rue Morgue, Baalte, Telephone Rouges, AU y Tubular Bells. Todo estos grupos salían muy bien parados fuese donde fuese que se hablase de ellos, aparecían en medios que nunca le habían prestado atención a nada parecido. Algunos de ellos colaban sus canciones en los recopilatorios de Aplasta Tus Gafas De Pasta, auténticos censos cargados de aciertos donde se glosaban las promesas de un futuro mejor para la música independiente de este país, junto a propuestas absolutamente pop. Hasta el influyente blog La Página De La Nadadora les dedicó alguna entrada llena de entusiasmo.
Pero luego todo se diluyó, y como si no hubiese pasado nada.
Este disco es de aquella época. En 2007, el recién creado sello Gramaciones Grabofónicas editó tres referencias de Tubular Balls. Se decía por aquel entonces que el sello lo llevaban Los Punsetes, que estaban en los primeros pasos de su ascenso imparable, e igual esto último influyó en que de entrada todo fuesen sonrisas para propuestas tan virulentas como esta.
Con solo tres cortes, y en trece minutos, Tubular Balls construye un monumento al drone realmente excitante en Aftersunn o))), se pone más cafre en Sargento Laser, con un sonido más sucio e igual de envolvente y termina con Larry Bird Siempre Las Metía De Tres, una pieza marcada por las percusiones y los graves y recorrida por una poco audible marea de desolación.
Hace ya casi siete años entré yo en el ruido, cuando era más joven, aunque nunca fui rubio. Y todavía no he salido, al contrario, cada vez estoy más enterrado.
El CD viene en un sobre rosa de invitación de primera comunión en el que no hay ninguna información. Ni fecha, ni quien lo edita, ni nada de nada. Ingéniatelas como puedas pero no deberías faltar a esta celebración.