Mira por donde la primera escucha de estas canciones me produjo extrañeza. La misma extrañeza que cuando escuché a Bicicross. Y es que estamos ante una singularidad, una anomalía (lo de El Día Dum Dum es de traca). Aquí hay un organo o un sintetizador, o las dos cosas a la vez, que lo llenan todo. Una voz de chico y otra de chica a las que a veces no entiendo bien lo que dicen. Una bateria primitiva y seguro que algo más. Y lo que resulta es un pop raro, difícil de describir, libre, que recoge de aquí (me vienen a la cabeza Estación Victoria, Waq, UA y hasta Terry IV, aunque estos últimos no tengan nada que ver musicalmente, sí hay algo de su espíritu) y de allá (hay una versión de The Poppyheads). En algún tema órgano y batería se ponen garageros. Ocho canciones que duran lo que tardas en bañar, vestir a un bebé y dejarlo bien acicalado (un poco menos de 20 minutos), y final perfecto para mecerlo con Amanecer, a dos voces alucinadas, última de la cara B. Insisto, peculiar e insólito, o mejor, endémico debut de Viva Ben-Hur, grabado por Aleix Clavera y al que la única pega que le encuentro es que el sonido se me hizo un poco bola, me costó un poco engullirlo. Por ahora me parece que estas canciones no son para 11 Oscars, pero mucho menos son para condenarlas al circo. Cuando dentro de 10 o 15 años se revise esta época, vendrá un listillo acumulador, como yo, que recordará estas canciones y todos asentiremos y sonreiremos. Y muchos se lamentarán por no tener esta cinta naranja. Esto creo.
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