Como nos hemos puesto, pues ya nos ponemos del todo, así que lo lógico era elegir ahora el disco del mes. Y como quien hace la ley, hace la trampa, pues para este primer mes elegimos dos. Dos discos que nacieron hermanos aunque sus creadores no lo supiesen, dos discos que multiplican su sentido escuchados seguidos, complemento ideal el uno del otro, dos discos que te "arreglan" el día, siempre y cuando te tomes esto de la música con la serenidad y el tiempo que se merece. Dos discos, cuatro cd's, tres músicos.
Vamos con las presentaciones. Jacob son David Cordero y Marco Serrato. A Letter For Elise es Jose Tena Vázquez. A David lo persigo desde el primer disco de Ursula y llevo mucho tiempo sintiendo gran admiración y respeto por él, creo que tengo todos sus discos (hasta ese extraño play button), y aunque he tenido encuentros y desencuentros con su obra, estos últimos juraría que han sido más por momentos vitales distintos que porque haya hecho un mal disco. De Marco conozco menos su obra, sólo he escuchado un disco de Orthodox. Y de Jose es lo primero que oigo, aunque su proyecto Ann Deveria está en mi lista de próximas adquisiciones, tiene muy buena pinta.
Las dos ediciones son una belleza en cuanto a diseño y presentación. Teniendo en cuenta que los 97 minutos de Lendt cabrían en 2 discos y que incluso si recortas un poco de aquí y allá se podría llegar a los 80 minutos y meterlo todo en un único compacto, es muy de agradecer que tanto artista como discográfica se hayan decidido a embalarlo en triple CD. La edición ha quedado sobria y elegante como pocas, y elegante y cuidada hasta el ultimo detalle lo es también la de The Ominous. Blanco y negro, complemeto perfecto. Miren las fotos.
Pero vamos a lo importante, que es la música y el sonido que sale de todos estos CD's. Lendt está dividido en 4 piezas altamente emocionales a base de ruido que respira, en I te introduce en esas malas pasadas de tu mente, cuando a pesar de estar aparentemente en calma, ese pensamiento pertubador, que te hace hervir la sangre vuelve una y otra vez, te hace apretar los dientes y te quema hasta que consigues hacerlo desaparecer, pero vuelves a él y otra vez la rabia atenaza tu cuerpo. Lendt II es puro punk, cuando ya no hay lugar para remansos de paz, sólo rabia, violencia, ebriedad, perdida del control y cabezazos contra la pared, ecos en tus oídos, te estás volviendo loco. Y el taladro que no cesa. III sigue tensando los nervios, has recuperado el control de tus actos, pero la mandíbula sigue apretada y los ojos escupen sangre. No hay salida satisfactoria en el laberinto de tu vida, por más vueltas y vueltas que des. Y eso te consume, te desgasta, te corroe las entrañas. Lendt IV es la más absoluta desolación, de la que ya nunca te vas a poder desprender porque la tienes pegada a los huesos, y solo te queda la certeza de que es lo único que te acompañará de por vida. Y el silencio te grita. FIN.
The Ominous son seis temas que a base de cuerdas y ambientes actualizan los terrores medievales, los miedos ancestrales de la humanidad que se enfrenta a lo que no conoce. No quiero decir que los temas den miedo, que ya estamos todos mayorcitos, lo que hay es una disección aséptica de esos miedos, y en este proceso si hay momentos en los que se te encoge el estómago o un escalofrío te recorre el cuerpo. La inquietud que desprende la pieza titular, dividida en tres partes, es memorable. La extrañeza inicial se va tornando en esa sensación incómoda de sentirte perseguido, observado, sin lograr identificar al causante, pero con la seguridad de que la agresión es inminente. En The Ladder las cuerdas adquieren protagonismo, te zarandean emocionalmente a su antojo como si colgaras de una escalera de soga, o de un patíbulo. The Angel es la mas sutil del disco, pero como esa brisa casi imperceptible, te acaricia lo justo para provocar el estremecimiento de todos tus músculos. En The Whore el climax se alcanza en un orgasmo de voces, en una breve orgía de ecos. Y el grito se vuelve silencio. FIN.
Química perfecta entre los dos discos, si en Lendt se proyectan las sensaciones desde el interior de la persona a su entorno, en The Ominous ocurre exactamente lo contrario. Insisto por si no había quedado claro.
Técnicamente no sé que aparatos usan estas bandas para sacar todos estos sonidos, pero vistos los resultados, me importa bien poco. La parquedad de los créditos refuerza esta idea.
Así tenemos dos trabajos necesarios, que seguramente no hagan las delicias de los aficionados al ruido más extremo ni al dark-ambient más opresivo, pero que sin duda se erigen fundamentales en la normalización de estos géneros, que alimentándose en sus guetos, tantas alegrías me están dando últimamente. Música absolutamente a contracorriente, absolutamente enemiga de la escucha rápida y el consumo inmediato. Música que perdura, que para ser disfrutada obliga al oyente a un acto de rebeldía contra los tiempos que corren, sentarse, escuchar y permanecer sin hacer nada, a solas con tus pensamientos. ¿Te atreves?.
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