Dicen por ahí que QATEM (acrónimo de Quiero A Todo El Mundo) hacían synth pop de extracción lo-fi, pero ya saben ustedes como son los rumores, que se van propagando, propagando, y al momento siguiente estas haciendo pop/synth wave donde predomina la melodía sin comértelo ni bebértelo.
Y entonces tanto los amantes de los sonidos armónicos como los buscadores yo-los-conocí-primero de unos nuevos Family corrieron a escucharlos y, claro, salieron espantados después de los primeros compases de Bucle. Alguno aguantó, según cuentan, hasta esos gritos de ¡siempre! ¡siempre!, enterrados por una nota inmisericorde, casi al final de la canción. Pero ni unos ni otros volvieron nunca más a querer saber de ellos, y los apartaron y olvidaron.
Y así QATEM, después de acaparar páginas y portadas con su llegada a la ciudad, cayeron en el olvido. Ellos que manejaban una caja de ritmos que parecía funcionar con engranajes y válvulas, tanto que uno solo puede imaginársela echando humo mientras percute ritmos industriales, ellos que cubrían los ritmos antes señalados con sintetizadores sedados e insistentes en un primerísimo plano. Ellos que dejaban la mayoría de las veces la dulce voz, cuando cantaba ella, no tanto cuando lo hace él. allá lejos, asomando como pudiese de su pozo de sonido, apenas volvieron a dar señales de vida.
Ellos que eran incómodos, peligrosos, sucios, ruidosos e incluso agresivos por momentos, fueron solo durante un día la ilusión del pop, pero nos dejaron esta cinta con la que se convertirán para siempre en la obsesión de los enamorados del ruido amigo, menudo festín es Croma, de los amantes de las alucinaciones febriles, de los adoradores de la repetición y de los apasionados de los sonidos crudos de corazón tierno.
Feliz San Valentín, quieran a todo el mundo.
Ellos no lo ponen en la cinta, pero por ahí escuché que eran Néstor y Virginia.
No hay comentarios:
Publicar un comentario