Alberto Serrano se desparrama. |
Después de proponerle participar en esta sección, me puse a pensar en cuál sería la proposición que le haríamos desde este blog. Y andaba yo perfilando la lista, en la que ya estaban Granero Responde Ovejas de Fitzcarraldo e Interground de R.C.Druids, dos discos de su tierra que me parece a mi que todo el mundo debería conocer, cuando él se me adelantó. Me apetece hacerlo de Felpudo Tos y su primer disco, me dijo. Y nosotros, que no solemos llevar la contraria a nuestros invitados, aceptamos encantados. Así que aquí estamos, Alberto y yo, escribiendo cada uno por su cuenta de este artefacto titulado Tos Felpudo, y juntando ahora nuestros dos textos para todo aquel que los quiera leer.
Alberto dice:
Siempre he pensado que el nombre de Felpudo Tos es la hostia de impactante, muy eufónico. La conjunción de los sonidos entre consonantes y vocales es perfecta, una palabra de tres sílabas, la pausa y luego esa sílaba sonora que es Tos me parece una auténtica genialidad. A nivel semántico, de significado, genera una especial tensión entre el artefacto material que es un felpudo y la efímera e incorpórea tos. ¿Qué coño tiene que ver una cosa con la otra? Es una combinación de heterogéneos increíble. Joder, igual es que hay una marca de felpudos finlandesa ‘Tos’. Ni idea, pero una de las cosas que siempre me ha parecido un enigma cuyo intento de desciframiento me ha reportado deliciosos paladeos mentales ha sido este nombre; desde el primer momento. ¿Se pusieron Trusca, Koldo e Iván a decir palabras hasta encontrar una disparatada armonía en el local? No sé si quiero saberlo, me mola seguir teniendo la posibilidad de fabular explicaciones. Esto es lo que me enseñó este grupo, a pensar lo inexplicable.
Los escuché por primera vez en la radio una tarde mientras merendaba. Creo que mi madre estaba planchando. Esa situación de tarde aburrida, de merienda y olor a ropa planchada y ‘Gané’ sonando me parece de lo más cósmico que he vivido. Felpudo Tos en mi merienda silenciosa. Cerillas quemadas para ganar la apuesta de perder una tarde mientras tragaba galletas.
La música se quedó atrapada en mi cerebro y la sensación que me despierta no ha variado desde entonces. Cierta inquietud propia de encontrarse perdido en un frenopático al que has ido de visita. Esta inquietud es cercana a cierto miedo, a cierta oscuridad. Por supuesto, son las voces las que generan esta inquietud. Pero la grabación es cruda, directa, con una reverberación especial en las guitarras y en las voces que a mí me suscitaba algo más cercano a algo enfermo y oscuro que a algo diletante e infantil o incluso estúpido como dijo un tal Mario Girotti al definir a Felpudo Tos como a la banda de rock español más estúpida de la historia. Mario Girotti es el nombre real de Terence Hill, lo he buscado en la wikipedia y todo. Mola pensar que Terence Hill ha realizado sólo una crítica musical en su vida, a Felpudo Tos. Ni idea, aunque creo que es todo una coña inventado por los propios componentes de Felpudo Tos. Esta es una de las sensaciones que me produjo, y hablo de mi experiencia porque quizá alguien no entienda que diga cosas como: ‘la primera escucha del debut de Felpudo Tos suscita frías sensaciones de oscuridad de manicomio’. Cuanto más personal es el sonido de una banda más particular es la recepción, supongo. Además, esa es una sensación que me generó, pero mezclada con otras, como el humor absurdo, cuando por ejemplo oí que gritaban ¡Siénte el queso!, como un imperativo autoritario, o la sensación de que eran personas reflexivas que hablan de retar al aburrimiento quemando cerillas o de árboles que se ríen de ti: cárgate a la naturaleza, pero acabarás en una caja de pino…, o que acaban el disco con la lucha de un anciano contra su falta de memoria, quizá por alzhéimer, a la hora de contar una historia. Ahí veía el mensaje de que todo intento de ordenar un discurso es un fracaso, que el lenguaje no puede apresar la realidad, y toda esa historia filosófica. En aquella época iba a empezar a estudiar justo esa carrera, o había empezado ya.
Al margen de todo esto, lo que te encuentras con Felpudo Tos es con la misiva de que la música, y en definitiva toda creación humana, es libre, sin normas fijas, por eso es muy importante que los niños muy pequeños escuchen rápidamente a Felpudo Tos. Deberían ponerlo en los colegios, en el recreo.
En aquella época en Valencia conocía otras propuestas musicales vanguardistas como El Otro Ilustre Colegio Oficial de Patafísica en Valencia, Truna, que quizá estuviese aún embarcado en Fitzcarraldo. Recuerdo que a veces pasabas por el Carmen y se escuchaban extraños sonidos que provenían de los cacharros con los que tocaba en su casa. Estaba Chococrispis, que hacían vanguardia dentro del hardcore, Ulan Bator Trío, con su garaje-punk tocado con trastos reciclados. De todos modos, la música de Felpudo Tos seguía sonando extrema, contenía bastantes puntos de locura más allá de todo lo audible en ese momento.
A Felpudo Tos tuve la suerte loca de verlos en un concierto demencial donde hubo gritos, rapadas de pelo, disfraces de hongo o algo así, destrucción de baterías. Todo eso era magia. No sé muy bien si Felpudo Tos, en el entorno musical de la época en Valencia, fue una cosa excéntrica, ninguneada, infravalorada o no. Había un ambiente bastante loco con el que te podías encontrar, un ambiente de cierta experimentación, cosas loquísimas e increíbles que ya estaban antes que toda tendencia y que toda posterior explosión de lo que fuese, sin embargo Felpudo Tos sigue siendo la nota más disonante y al mismo tiempo, quizá, la menos explorada. Sorprende y no que haya sido una pieza un tanto olvidada. Está claro por una parte que no es una música de expectativas muy masivas, pero al mismo tiempo está como muy escondida e incluso personas con tendencia a la experimentación, la indagación de lo extravagante, no se han topado fácilmente con este disco. A pesar del tiempo que ha pasado desde la edición del disco, sigue siendo muy personal, muy atrevido, muy extravagante, muy sincero y sigue suscitando las mismas sensaciones de asombro, oscuridad frenopática y belleza pura y experimental que cuando se escucha por primera vez, y creo que quién lo escuche por primera vez hoy volverá a sentir lo mismo. Palabras como puro o sinceridad son cada vez más extrañas en la música y en todo ámbito en general. Al haber usado estas palabras, me viene a la cabeza la frase de Pilar, cuando en una entrevista dijo que lo raro no es Felpudo Tos, lo raro es que todas las bandas suenen igual. Si cada uno es diferente, tienes unas inquietudes, un modo de procesar e interpretar la realidad desde su singularidad privada, lo raro es que todo suene a lo mismo. Paradójicamente –y por sincera que es su música- Felpudo Tos es lo más normal del mundo. Ser natural –complicada referencia a lo natural-, sacar el berrido que se le impone a tu garganta y no al revés es a lo que te invita en definitiva escuchar este disco, como natural se sentía Trusca al tocar descosiendo junto a Iván lo que Koldo intentaba coser. Tomo la metáfora de la propia Trusca-Pili Tos: http://www.euskalnet.net/agiriano/mamorro/felpudo.htm
La banda continuó surcando esta no-wave total en ‘Un ejército de codos contra la punta de un buque’ (2000). Koldo, por otra parte, no ha parado nunca de editar poemas, textos, música, dibujos… después de Felpudo Tos continuó con Sotánica, con Lüisito Lechuga y actualmente sigue mostrando su locura natural en forma de música con el dúo de guitarra y batería Püpa, que ha sacado un EP hace muy poco.
Felpudo Tos exploraba la naturalidad y la pureza y le salía lo más extravagante. El loco es el normal. Ellos estaban como una isla de genialidad solos y antes que ninguno de los que copian a los que copian. Seguramente por ello Felpudo son catalogados con cierta coña como pre-valencianos por parte de Negro. Coincidí en la facultad con Fernando, que en esa época tocaba en Balano y se estaba montando Salchicha, si no que me equivoco. Poco a poco fuimos conociéndonos y en la época en la que preparábamos oposiciones me enteré de que distribuía copias del CD de Felpudo. Le pillé una corriendo porque yo tenía únicamente un cassette con grabaciones de la radio y bien por pasta o porque cuando iba a las tiendas no había esos cd’s aún no lo tenía. Las sensaciones al volver a escucharlo fueron las mismas, el poder de su música seguía intacto para mí.
Una de las cosas más preciosas, cósmicas y alucinantes que me han pasado es que al cabo de unos años, gracias a Carlos (Wilson, Capaje), al que no conocía aún personalmente (y vaya señores de puro y copa él y su hermano) se nos propuso a mí y a Blanca colaborar en la reedición y recopilatorio de versiones que está ya en fábrica del disco ‘Tos Felpudo’ de Felpudo Tos. También se planteó esto a Fer pero por diferentes historias no tenía claro cómo enfocar el tema de hacer una versión, o con quién y le propusimos, joder, claro, que tocase con nosotros. Él conoce a Koldo, distribuye sus cd’s, coño, el negrata tenía que estar en este disco, y nos pusimos con ‘Se desparrama’. La idea de esta reedición es del grandísimo ser humano Borja Boscá (Perro Grande, España, Potero Regateador,…) y lo grabamos en los estudios Stardust con la ayuda de Sergio Devece y Nacho Nácher. Poder grabar una versión con gente que valoro y no sólo musicalmente, como es Fernando, y de un grupo que me folló el cerebro por las orejas como Felpudo Tos es, ciertamente, bello.
Alfredo dice:
En su día no me hizo feliz enterarme de la edición de este disco. Ya no vivía en Valencia, y la misma noticia que llegó hasta Canarias para señalar la aparición del debut de Felpudo Tos certificaba en el párrafo siguiente la defunción de Fitzcarraldo. Era algo que ya sospechaba, habían pasado cuatro años desde que estos últimos sacaran su Granero Responde Ovejas y hacía mucho tiempo que no escuchaba noticias de ellos, pero hasta entonces no descartaba que cualquier día me sorprenderían con otro nuevo disco en Por Caridad Producciones, y la ausencia de noticias podía admitirla como lógica teniendo en cuenta la distancia. Me gustaban mucho Fitzcarraldo, por razones musicales y extra-musicales, y me malhumoró bastante su separación.
Tengo que aclarar que una noticia venía al hilo de la otra porque la Doctora Arreis, alias de Pilar Barrachina en Fitzcarraldo, se había convertido en Trusca para ponerse detrás de la batería de Felpudo Tos.
Fue la revista Factory la que portaba la noticia. Creo que aparecía en el breve informe que se hacía de cada una de las bandas que se incluían en el CD que se regalaba en ese número, y que agrupaba a un buen número de bandas valencianas bajo el título de Explosión Naranaja. De Felpudo Tos se incluía ese alucinado caligrama sónico que es Se Desparrama, y que en aquel momento me pareció demasiado deudor de los que por aquel entonces se me metió en la cabeza considerar como sus predecesores naturales, los ya mencionados Fitzcarraldo. Les cogí cierta antipatía y no hice el menor esfuerzo por hacerme con su disco.
Y así estaban las cosas, y yo seguía con ese trajín en la cabeza, hasta que Alberto los eligió para esto. Me tocaba escucharlo, así que me agencié una copia y en este último mes ha sonado con mucha frecuencia en casa, bastante más de lo que recomendaría la OMS según algún miembro de la familia.
Ahora, lo primero que me toca decir es que mi percepción inicial no era del todo acertada. Es verdad que se puede establecer algún vaso comunicante entre Granero Responde Ovejas y este Tos Felpudo, sobre todo por la libertad con la que construyen sus canciones, las ansias de exploración y el sentido del humor que los recorre. Pero si las ventanas de Fitzcarraldo se asomaban a una fanfarria demencial, las de Felpudo Tos también tenían vistas al rock, al punk y al hardcore, lo que hace de este disco algo único para el año en que fue grabado. Seguramente grupos como Margarita, Za! o Ensaladilla Rusa no lo hayan tenido como referente, quizás ni han llegado a oírlo, al fin y al cabo creo que tuvo una distribución muy limitada, pero lo que si les puedo asegurar es que en Tos Felpudo ya nos encontramos con muchos de los elementos que bastantes años después hicieron que las miradas de sorpresa y admiración se posasen sobre los debuts de las bandas que les acabo de mencionar. Y además, hay mucho más, porque temas como Rictus, Se Desparrama o Salí A Por Fortuna Y Me Traje Bisontes se esparcen locas, balbucean y se contorsionan solo guiadas por la incontinente creatividad de esos extraños seres que cuando cogen los instrumentos responden a los nombres de Cardamomo, Yambó y Trusca.
Mención aparte para esa imposible historia de gallinas, armarios y amantes que cierra el disco y de la que es imposible desconectar.
Eslabón perdido y pieza única, que parece que pronto se recuperará como el Sr. Garcés manda.
Alberto quiere que escuches Se Desparrama
Alfredo quiere que escuches E-332
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