Tras cerrar su Cajón Basura de Fragmentos, dando por terminada la trayectoria de 713avo Amor, Carlos Desastre emprendía un periplo que acabaría llevándolo a tomar como base de operaciones el matadero de Azkoitia, misterioso lugar que ya albergaba a esa extraña forma de vida conocida como Akauzazte. Durante este periodo de idas y venidas, que acabaría con la creación de la Compañía De Sueños Ilimitada junto con el colectivo vasco, iba dando forma a su nuevo proyecto musical, Después De Nunca.
Este primer disco lo graban en Málaga, entre diciembre de 1998 y enero de 1999, y lo plastifican en Demonios Que Disco! Records, sello creado por Juan Bullón poco antes para editar Muda Tu Piel, el tercer disco de Virgenes Adolescentes, que llevaba un par de años acabado y sin ver la luz.
¡Atencion, duda!. El de Virgenes Adolescentes es la primera referencia del sello y este es la tercera, ¿alguien sabe cuál es la segunda? Igual puede ser que estuviese reservada para el que iba ser el segundo disco de Hermanos Cerdo... pero no estoy seguro.
No nos lo pusieron fácil Carlos Desastre y Emilio Salvatierra en esta nueva aventura, que lleva al extremo algunas de las ideas que creo que ya les venían rondando la cabeza desde la última época de su anterior proyecto, y que expresaron con claridad en el libreto de Revisiones, disco editado poco después de este en el que diez proyectos musicales hacen una lectura abierta de las canciones que aquí aparecen. Allí se puede leer "nosotros no hacemos música, la música nos hace a nosotros. La música no es el medio que elegimos para expresarnos, es la música la que nos elige como medio para expresarse."
Así dinamitan el concepto de canción, y el disco se convierte en una tormenta que parece llegar desde los confines de los arrabales y las barriadas donde habitan la miseria y la desesperación, una tormenta que colisiona con el inmenso amor en el que Carlos parece refugiarse, un amor capaz de crear y destruir la vida, poderoso como el viento que sembraba hoy la rebelión de las olas, único lugar que puede curarlo de las heridas y horrores, del odio y el asco que le propina un mundo que no comprende.
El sonido es desnudo, espartano, en ocasiones atroz. Guitarra, batería, percusiones y una radio son suficientes para acompañar la voz, que como la de un Simón Estilita de nuestros días, en lo alto de su columna, alejado por propia voluntad del ajetreo humano, frente al abismo, gime, declama, grita, advierte, susurra, anhela, canta, se lamenta y lanza quejíos, helando la sangre y dejándonos con la impresión de que Carlos, por aquellos años, cada vez que afrontaba una grabación lo hacía con la intención tanto de protegerse como de destruirse.
Como dijimos antes, en este disco Después De Nunca fueron Carlos Desastre y Emilio Salvatierra, que contaron con la ayuda del bajo y la guitarra de Manuel Sáez en tres canciones y de la Pastoral Jaleo, lo que parece un buen grupo de amigos, en Los Que Aún No Han Nacido.
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