Las primeras noticias que me llegaron del primer disco largo de 713avo Amor decían que se iba a llamar ABC Del Dolor, lo que me pareció un título excelente. Aún así cuando, recién editado, lo encontré en Discos Harmony me pensé bastante el si comprarlo o no. El título correcto era el más poético A Veces El Dolor, el acento andaluz de Carlos Desastre bien podía haber propiciado el equívoco del periodista que redactó la media página que les dedicaba el Rockdelux hablando del grupo y su, por entonces, futuro primer disco. Este “cambio” de título me dejó algo decepcionado, perdía contundencia el asunto y me asaltaron dudas. No sé cuánto tiempo lo tuve entre las manos, mirando alternativamente portada y contraportada, ambas sin ninguna información, como si estuviese convencido de que en breve iba a desarrollar el superpoder de ser capaz de percibir a través del tacto el murmullo de la música que habitaba esos surcos.
Así que allí estaba, con el disco entre las manos y en la cabeza mi pequeño montón de pros y contras. Al ligero chasco que me había llevado con el asunto del título del disco se unía, como ya comenté por aquí hace tiempo, que las escuchas del single que lo precedió, que sí que compré sin ninguna duda en cuanto salió a la venta, no me habían hecho del todo feliz.
Por el lado de los pros pesaba la pegatina de la contraportada en la que podía leerse “incluye single”, regalo que solo iba en las primeras copias a la venta, junto con que de la edición se había encargado Experience Records, y tengo aquí que abrir un pequeño paréntesis para explicar esto último.
Ya hacía tiempo me había comprado Miel, Nube, Hiel Ep de Silvania, también editado por este sello, y no tardé en darme cuenta de que la dirección postal de Experience Records coincidía con la de Discos Harmony, con lo que me pareció lógico pensar que aquel señor con bigote, de muy pocas palabras, que ocupaba con gesto serio su lugar detrás del mostrador en mi tienda de discos favorita de Valencia seguramente también fuera el capo de Experience Records, y yo quería llevarme bien con él y de alguna manera agradecerle que su tienda existiese, porque, aunque en cada una de mis visitas, apenas intercambiábamos cuatro palabras de cortesía, yo sabía a lo que iba y él sabía que yo sabía a lo que iba, aquel hombre tenía la mejor tienda discos que yo podía imaginar en aquel entonces y me encantaba ir allí cada vez que juntaba algo de pasta, traspasar la puerta, qué feliz era allí dentro, y gastármela toda sin ningún remordimiento, para luego volver lo más rápido posible a mi habitación de residencia de estudiantes para echarme en la cama y ponerme a escuchar música. Comprar sus ediciones era a mi entender la manera correcta de mostrarle toda mi gratitud.
Al final la decisión fue la acertada y me llevé el disco a casa. Echado en mi yacija, con el insert en las manos para ir siguiendo las letras, sonó A Veces El Dolor, la canción que abre el disco, y si las palabras ya me iban dibujando una mueca de satisfacción lo que me acabó de fulminar la cabeza, mas o menos a los cuatro minutos de puesto el disco, fueron las guitarras, maquinas que socavaban una caverna de la que de alguna manera inexplicable emanaban los lamentos de una muchedumbre de almas que penaban, un coro de voces viejas, sabias y cansadas, voces que eran crujidos del viento y gritos de la tierra. Cuando acabó el tema tuve que levantarme, alucinado, a ponerla otra vez. Y la segunda vez ya no tuve inconveniente en dejar avanzar el disco, escuchando como el mundo de 713avo Amor se desplegaba majestuoso, inasible, feroz, hermoso, en constante y brutal expansión. Haciendo añicos límites y convenciones, excediéndolo todo, quizás como solo antes lo habían hecho con el rock de este país Mar Otra Vez y como lo hicieron mas recientemente los Billy Bao de Dialectics Of Shit.
Diez años después de la edición en vinilo llegó su reedición en cd, con el añadido de cuatro temas hasta el momento inéditos grabados en las mismas sesiones de enero de 1993, para fijar la idea original del disco que, según reza el libreto, diez años atrás quedó mutilada por problemas de espacio, tiempo y dinero. Solo por poder escuchar todas las veces que uno quiera En Un Mar De Penas, parece ser que fueron muchas las canciones de 713avo Amor que nacieron al piano aunque esta sea la única que lo conserva en el resultado final, la edición en barato policarbonato de plástico me parece más recomendable que la realizada en, el ahora considerado noble, policloruro de vinilo.
En este disco 713avo Amor fueron Emilio Salvatierra, Antonio López Acien y Carlos V. Desastre con la colaboración de Albert Meagle, que ya no figura como miembro oficial del grupo aunque pone su guitarra en un buen puñado de temas, y de Salva Alemany en los coros de Cielo Bajo Tierra.
Pues creo que el ''capo'' de Experience Records era Salva Alemany, aunque tampoco puedo asegurarlo. Además de técnico en los Estudios Experience (Alboraya,Valencia), formó parte de RC DRUIDS,otro de tantos grupos interesantes a los que la suerte les fue esquiva.Por cierto, es actualmente escritor de novela negra con reconocimiento y exito.
ResponderEliminarLo fácil que me resultaba antes pillar sus discos y ahora, tras perderlos, me veo negro para encontrarlos
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