La niña que era mi pareja en el instituto siempre andaba con revistas, cuando la conocí, con la Superpop y después se pasó a Ragazza. Un día a mi se me ilumino la cabeza y pensé que también debería existir alguna revista de música decente. Así que me fui al Estanco Tita y después de echarle un vistazo a unas cuantas, la única que me convenció fue una que en la sección de noticias hablaba de Jotakie. Rockdelux se llamaba. Cuando fui a comprarla, el número que estaba era el de enero de 1991 con la lista de los mejores discos del año anterior.
Y yo que me creía que conocía a la práctica totalidad de grupos del mundo fruto de mis continuas visitas a tiendas de discos quedé alucinado. En el apartado nacional el podio lo formaban Os Resentidos con Jei, Radio Futura con Veneno En La Piel y Negu Gorriak con su primer disco. Bueno a Os Resentidos los conocía, aunque no había ido más allá de escuchar Galicia Caníbal. Radio Futura bien y Negu Gorriak era algo que no conseguíamos entender unos niños que amábamos a Kortatu, una especie de traición, ¿que ya no son punks?, ¿que ahora hacen hip-hop? Ingenuos que eramos.
Pero lo mejor vino al darle la vuelta a la página, ¿pero quien coño es toda esta peña? Del resto de la lista con lo mejor del año sólo tenía el Sabor Salado de Los Ronaldos, y entre los demás había unos cuantos discos que no había visto en mi vida. ¡Existían discos que no estaban en las tiendas de La Laguna! Creo recordar que en la lista estaban Cancer Moon con Hunted By The Snake, Gringos con su debut, El Ejército De Salvación con Canciones De Miseria Y Soledad, M-ak con Gor y hasta un tal Gato Pérez que yo había visto un día actuar en la tele.
Del Rockdelux a Radio 3 y a un montón de música que no conocía. Para colmo, poco después Jorge Pousa, amigo y rocker del instituto me dejo una revista que en la últimas páginas tenía una lista de discográficas que operaban por aquella epoca en este país: Les escribí a todas pidiéndoles sus catálogos y así mi casa de lleno de publicidad de Romilar-D, Cambayá, Discos Medicinales, Munster Records, Oihuka, Discos Siicidas...
Y al final fue In Bitter Pink de Los Bichos el disco que hizo de bisagra. Editado por los punkeros de Oihuka, sello que era una referencia hasta entonces para mi, este artefacto sonaba muy distinto a todo lo que había por casa, pero anticipa todo lo que estaría por venir.
Así acabe el instituto, mi primera pareja me dejó, y yo decidí que tenía que irme de esa mierda de isla minúscula que era Tenerife, donde ni siquiera podía comprar los discos que quería. Junio de 1992.
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