Bueno, estamos aquí otra vez con otros diez discos, entre ellos algunos divertidos y eficientes como los de Los Hermanos Dalton, Los Grillos y Código Neurótico, cada uno en su estilo, power pop, rock y punk rock. Otro single más del Dúo Dinámico, cada vez más cerca de la canción ligera, ya empiezo a arrepentirme de haber comprado tantos por muy baratos que estuvieran. Bien por Giganto, Los Enemigos y Lagartija Nick, y no tan bien el de La Costa Brava. Me sigue costando mucho disfrutar de los discos cercanos a lo progresivo como el debut de Granada, aunque la canción elegida sí me ha tocado la fibra, y apoteósica la recopilación con todas las grabaciones de The Cheese, esto sí que me gusta.
Y sabes, si has llegado hasta aquí, lo mejor es darle al play. A ver qué te parece a ti.
The Cheese fueron Arnau Salas a la batería y Dalmau Boada a la guitarra, aventura que emprenden después de haber coincidido en Omega Cinco y una vez dada por terminada esta banda allá por 2003. De hecho el primer tema publicado por The Cheese fue el que apareció en el mítico single Cuatro Quesos, editado por Gssh! Gssh!, que por la otra cara llevaba dos de Omega Cuatro, nombre que tomaba Omega Cinco cuando eran cuatro en vez de cinco los miembros de la banda.
Luego llegaría su disco largo Els Conills Salten La Bardissa, y después su cambio de nombre por el de Les Aus, manteniendo una actividad frenética, con un montón de conciertos en el extranjero, por lo menos hasta 2011.
En 2017 Galleta Records decidió recopilar en este disco todas las grabaciones de la banda durante el breve periodo que se llamaron The Cheese, incluyendo tres inéditos de la misma sesión en que se grabó Webos Fritos, tema con el que debutaron en el mencionado single, aunque dos de ellos, Beard Of Fortune y Cheesus Christ, aparecieron en otra versión en su disco posterior, por lo que aquí los encontramos por duplicado.
Rock con aristas, cubista, experimental si lo prefieren, en el que se puede entrever el pasado en bandas de hardcore y metal de sus protagonistas, pero que aquí se acerca a la no wave, al riesgo y a la improvisación, incluso al dub, obteniendo brillantes y adictivos resultados. Así sí. Además, en un par de canciones cuentan con la guitarra de Adrián De Alfonso, por aquellos tiempos en Veracruz y ahora conocido por Don The Tiger.
Trío de rock instrumental desde Madrid, muy alejados del post-rock de detalles paisajísticos, Una Túnica Para El Jefe con su larga introducción y El Nadador son la excepción, Giganto son (o eran) más de movimientos bruscos, de reacciones que liberan grandes dosis de energía, y si acaso, de insinuar el peligro. Me imagino que como a casi todo el mundo, siempre que uno escucha música instrumental al final lo que te van viniendo a la cabeza son imágenes, y a mi, con este disco de Giganto, me viene a la mente Steve McQueen y su película La Huída, la excitación que sentía de pequeño al sentarme delante de la tele para ver Los Hombres De Harrelson o Frontera Azul, cromos de jugadores de futbol con bigote, caratulas de películas que no recuerdo si he visto pero que cada vez que las veo (las carátulas) me digo "tengo que verla" (la película) como Cuando Los Mundos Chocan, Planeta Prohibido, El Tiempo En Sus Manos o Invasores De Marte.
Este es su segundo disco y el único que tengo de ellos, antes editaron Fuego Amigo en 2013 y antes, en 2010, una maqueta en CDr.
Los Hermanos Dalton sonaban con asiduidad en el Diario Pop de Jesús Ordovás allá por 1992, y fue allí donde los conocí. Ya habían grabado un primer disco de versiones fruto de su triunfo en un concurso de maquetas en el año 91. Su tiempo de esplendor en casa fue hasta 1994, años en los que editaron Ya Están Aquí y Nada Suena Igual, dos discos de furioso power pop, más el segundo, que me gustaron bastante.
Los demás disco de este trío de hermanos que hay en casa ya fueron llegando de rebote o en modo oferta.
¡¡¡Crash!!! es el quinto de su cuenta particular, y más que ante un trío de power pop estamos ante una locomotora de veloz pop punk guitarrero que canta frenético a un mundo que ya desde entonces iba cuesto abajo.
Espíritu ramoniano y juvenil, pero a su manera, hasta se enzarzan con algo de ska en la vertiginosa No Quiero Dormir, gritos de rabia, amor furioso y para cerrar, Espejos Que No Devuelven La Mirada, canción compuesta por José Ignacio Lapido, que nunca llegó a grabar con 091, y que cedió a Los Hermanos Dalton, para que estos hicieran justicia.
Como todos estos artefactos, gana cuando te vas aprendiendo las canciones y no has abusado de preparados similares los días previos.
Después de su magnífico primer single, código Neurótico sufrieron el mismo parón que otros tantos grupos de su época debido al deber de servir a la patria que por aquel entonces era sino obligado de todo joven que superaba los 18 años, pero al contrario que pasó con muchas otras bandas, ellos, una vez superado el trance, volvieron a coger sus instrumentos a finales de 1986.
A principios de 1987 sacan su famosa maqueta roja, grabada en su local de ensayo, y a finales de ese mismo año comienzan a preparar este mini LP de seis temas.
Y así nos montamos en 1988, fecha en la que sale este primer plástico grande de la banda, cinco años después de su debut y cuando era Euskadi donde se centraban todas las miradas de aquellos que nos acercábamos al punk desde las periferias, La Polla Records iba ya por su cuarto disco, y Kortatu ya andaba preparando su concierto de despedida. En aquella época Código Neurótico para mi no existían.
Impulsado por el poderío de su primer single, y ayudado por la suerte de encontrar un buen lote de discos de punk bien cuidados y a precio razonable, me hice con este En La Barra Del Bar. Empezamos mal, lo de las canciones de punk que hablan de emborracharse en los bares nunca me hizo mucha gracia, como las canciones de rock que llevan en el título la palabra rock, manias que tiene uno.
Aún así, lo ofrecido en estas seis canciones no deja de ser punk rock de lo más convencional, sin mucha sorpresa, sin la agitación de su primer single, y sin posibilidad de dejar mucha huella en un señor como yo, que los escucha por primera vez y casi va a cumplir 50 años.
A principios de los noventa, en los 40 principales de Canarias, emitían un programa titulado Escuela De Calor que yo solía escuchar, y allí no paraban de poner John Wayne y Septiembre de Los Enemigos. Desde entonces me aficioné al grupo y la tónica fue ir comprando sus discos hasta su primera separación en 2002. Un Tío Cabal y Gas fueron la excepción, se ve que algún amigo los compró antes que yo y me conformé con grabármelos en una cinta. Solo hace unos cuatro años que tengo este cd de Gas.
Aún siendo fan del grupo, no creo que Josele Santiago esté entre los mejores letristas del rock hecho en este país, aunque sí creo que tiene una marca distintiva, un estilo muy personal, igual impuesto por las prestaciones de su garganta.
En este largo disco de quince canciones deben andar muchas de sus piezas mas guitarreras, y es la primera vez que, en cantidad, estas ganan por goleada a cualquiera de las otras facetas del grupo, que nos tenía más acostumbrados a ahondar en ese blues-rock de medios tiempos que aquí solo atacan en cuatro o cinco ocasiones. También me parece que un par de temas, Mejor y Camarerito, por su levedad y sentido del humor habrían podido encajar en su primer disco Ferpectamente.
Buen disco, en su línea habitual, que los ha hecho pasar a la historia con razón, pero más por el conjunto de su obra, que por regalarnos de vez en cuando un pico de excelencia.
Los Grillos son un grupo de rock and roll de Lanzarote con apenas repercusión fuera de su isla, no sé los años que llevan funcionando ni si han editado algo más aparte de este cd. Lo que sí parece es que son bien conocidos en su tierra, tiene pinta de que estamos ante músicos de largo recorrido bragados en cientos de batallas, buscando surgen nombres como Los Verbenas, Faktotum o Cerrajeros, y que siguen en esto con la única sana intención de divertirse y apuntarse a todos los saraos que se les ponen por delante.
De esta manera, sin ninguna presión, se regalan y nos regalan el disco que les ha apetecido hacer, y que no es otro que este Los Grillos Y Las Musarañas, donde los pequeños mamíferos insectívoros son una larga lista de once músicos, la gran mayoría de la isla, que se unen a la fiesta, a razón de uno por cada uno de los temas del disco, exceptando Aún, donde Los Grillos se lo guisan y se lo comen ellos solos. Vale la pena señalar que estas once musarañas a su vez acumulan una larga lista de proyectos que cubren buena parte de la música hecha en la isla durante las cuatro o cinco últimas décadas, entre los que podemos nombrar a MalPaiz, Inadaptados, Galiot, Marca Acme, Lanave y El Lenguaje De Los Delfines.
Así que estamos ante una celebración de rock and roll clásico, que se escora hacía el blues, el rhythm and blues, el pop, los Stones, Tequila o lo que demande la ocasión o el invitado, y que transmite a la perfección el ambiente de fiesta que debió vivirse en los estudios en que se grabó. Con un buen porcentaje de temas altamente efectivos y mucha presencia en las letras de los mandamientos del rock and roll, consiguen con creces la pretensión de hacer pasar un buen rato a quien decida degustarlo. Los Rebeldes, por ejemplo, han hecho discos muchísimo más sosos.
Carlos Cárcamo, cántabro afincado en Madrid, fundó Granada después de su salida de Skorpis, banda con la que había sacado dos singles en 1973, pero que cayó en el desánimo después del cierre de su discográfica, cuando parece que preparaban un lp.
Con tres nuevos músicos dio forma a Granada, y su propuesta enseguida llamó la atención de Gonzalo García Pelayo, que decidió ficharlos e incluirlos en su serie Gong, tan interesante en algunas ocasiones como anodina en otras.
Hablo De Una Tierra fue su primer disco, una rodaja de rock progresivo de amplio espectro, variadito por decirlo de otra manera, con unos cuantos temas disfrutables, la instrumental Granada Es, Rompiendo La Oscuridad, con sus flautas y violines y ese sabor a Starway To Heaven, cantada por Javier Huidobro, compañero en Skorpis, y Hablo De Una Tierra, con la guitarra española de Manolo Sanlúcar, son para mí lo mejor del disco. Las tres ocupan la cara A del plástico. Por el otro lado la cosa pierde fuelle, el comienzo de Nada Es Real, con la colaboración de dos miembros de Tilburi, parece sacada del crucero de Vacaciones En El Mar, y cuando entra la voz, la cosa no mejora. Cierran con Es El Momento De Oír Un Buen Rock y Algo Bueno, ambas cantadas en inglés, las dos en una onda más hard, más cercano a cosas como los primeros Tapiman o a lo que después harían Ñu, por lo de incluir la flauta, pero con malos resultados, aunque sorprende, y hace cierta gracia, escuchar ese estribillo que dice “God save the queen / for a long time”. Punkis antes que nadie.
Con la edición de Lo Imprevisto, Lagartija Nick comenzaban una nueva etapa que nos trajo cuatro nuevas grabaciones desde 2004 hasta 2011. Etapa en la que se reconciliaron con la crítica, que empezaba a reconocerles como una de las bandas más importantes de este país entre las que se dieron a conocer en los primeros noventa, y a Antonio Arias como a un genio visionario que hasta ahora había sido incomprendido. Él aprovecha para comenzar con su proyecto Multiverso y hacer alguna cosa más al margen de la banda, pero con su ayuda.
En 2012 se reedita su primer disco, Hipnosis, y no sé si este fue el acicate, pero al año siguiente la banda comienzan a girar con la formación original, por fin Lagartija Nick eran otra vez Antonio, Eric, Juan Codorniú y M.A.R. Pareja.
Aún así, tardan unos buenos años en entregar material nuevo, nada menos que seis años pasaron entre Zona De Conflicto y este Crimen, Sabotaje Y Creación. Un auténtico Frankenstein, en el que Lagartija Nick se posiciona políticamente como nunca antes lo había hecho, en el que caben dos composiciones de Jesús Arias, hermano mayor de Antonio fallecido en 2015, para su banda Quäsar, una versión del grupo de sevillanas protesta surgido en los setenta Gente Del Pueblo, un largo tema narrativo con intro flamenca, otro más largo con coda final protagonizada por las cuerdas de un violín, canciones que nos recuerdan a los primeros Lagartija Nick y otras que nos descubren a unos Lagartija Nick que caminan por donde quieren.
Ampliando el campo de batalla y acertando en casi todos sus disparos, hay momentos que ponen los pelos de punta.
La Costa Brava fue el grupo que surgió casi por combustión espontanea tras el encuentro y posterior amistad entre Francisco Nixon de Australian Blonde y Sergio Algora de El Niño Gusano. Fran trajo algunas canciones y Sergio a casi todos los músicos que andaban con él en Muy Poca Gente, uno faltó porque estaba de gira con Bunbury, y en año y medio despacharon cuatro discos.
Este Llamadas Perdidas es el cuarto de la tanda, y el "modus operandi" parece no variar, las composiciones se las reparten en su mayoría entre Fran por un lado y el tandem Sergio y Dani Garuz por el otro, y cada una de las dos cabezas visibles del grupo canta las suyas, aunque el batería Enrique Moreno se estrena aquí con dos composiciones propias. Tampoco varían mucho los resultados, ahí continúan los títulos simpáticos con algún nombre propio famoso, también esa visión entre sardónica y desconsolada del lujo, la fama, el amor y cualquier otra cosa sobre la que posen su mirada.
El disco, al igual que los anteriores, para mi gusto les quedó algo irregular, aunque se agradecen los devaneos psicodélicos y los toques sixties de algunos temas, que ayudan a dar un poco de diversidad a ese pop lounge que les caracteriza y que acierta plenamente solo en la archiconocida Adoro A Las Pijas De Mi Ciudad. Y ahí puede que esté el mayor handicap del disco, la falta de más canciones rotundas.
Solo era cuestión de esperar tres años para encontrarlas, su siguiente disco, Velocidad De Crucero, es sin duda su mejor obra, ya con Ricardo Vicente incorporado a la formación del grupo.
Noveno Ep en la cuenta particular del grupo y tercero de los que editaron en 1961. Eran tiempos de festivales que surgían auspiciados por el nombre de una ciudad, y aunque su propósito inicial sería el de promocionar la música hecha en este país, su valor como reclamo turístico los hizo proliferar como setas por toda nuestra geografía. En 1959, a imagen del Festival de la Canción de San Remo que ya llevaba ocho ediciones, nacía en Benidorm el Festival Internacional de la Canción, que sería el que alcanzaría mayor renombre de todos los que se diseminaban por nuestra geografía.
Y allí estuvo el Dúo Dinámico en su tercera edición, la de 1961, concursando con Quisiera Ser, que se convertiría en un éxito inmediato que ha llegado hasta nuestros días, pero que en aquella ocasión no fue suficiente para alzarse con el primer puesto del festival. Tuvieron que conformarse con el segundo, detrás de Enamorada, canción de Augusto Algueró y Rafael de León interpretada por José Francis, nacido en París, pero hijo de padres españoles exiliados durante la guerra.
El Dúo se va decantando peligrosamente hacia la canción ligera, el twist, el doo wop y los arreglos orquestales, y ya casi no hay hueco para las influencias del rock and roll primigenio. En este Ep, en el que componen las cuatro canciones que lo forman, hay poco que sorprenda y se salga de lo que entendíamos que era el Dúo Dinámico todos aquellos que solo los conocíamos por ser la música de nuestros padres y por sus éxitos mas reproducidos.
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