Nuevas canciones de diez discos que se han dejado oir bastante bien. No puedo ponerles muhcas pegas a ninguno, quizás el más flojo sea el del Dúo Dinámico, aunque tiene quizás la mejor canción que les he escuchado. Los Suaves igual se pasaron un poco con Maldita Sea Mi Suerte. Discos cortos como los de Los Brujos, La Buena Vida, Garzón y Los Cracks y Ceremonia entran bien, mejor los de los dos últimos nombres que los de los dos primeros, y el de Garzón lo dejo ahí en medio. Y Lagartija Nick, Lorenzo Croissier y Gualberto hacen un buen tandem. Juraría que la combinación de estos diez discos ha dado la lista de canciones que más me gusta de todas las que hemos venido publicando. Ya saben, comprobar que no los estoy engañando es fácil, solo hay que darle al play.
Mi amor por La Buena Vida llegó a la cima con Soidemersol, antes era una promesa, una esperanza. Sus dos primeros discos tenían buenas canciones, siempre me ha encantado La Historia Del Señor Sömmer, pero no eran la panacea pop que yo esperaba. Había indicios de que podían llegar a lograrlo pero faltaba algo. Igual había que abandonar esa ligera sensación de amateurismo no premeditado que acompañó a sus dos primeros discos. Ellos lo hicieron, y después de tres años de trabajo y de espera llegó Soidemersol, que recuerdo que encontré en Alcampo, ¿quién me lo iba a decir?, un día que mi madre me mandó a comprar algo para la casa.
Hace mucho que no lo pongo, pero solo mirarlo me recuerda las sensaciones de alegría y estupor que me ocasionaban sus escuchas aquellos años. Cualquier día me atrevo a ponerlo a ver qué pasa.
De los discos que vinieron después todavía me falta Panorama y los otros llegaron a casa en momentos de acumulamiento compulsivo de música y por tanto nunca les he dedicado mucho tiempo, así que no puedo decirles con mucho fundamento qué me parece la evolución posterior del grupo. Es cierto que después de Soidemersol se produjo el abandono de Borja Sánchez, uno de los fundadores del sexteto, que posteriormente recala en Ama.
Las siete canciones de este Harmonía, que llegó a casa hará un año, fueron grabadas en las mismas sesiones de su disco anterior Hallelujah!, por lo que podemos considerarlo como su hermano menor. incluso dos de ellas salieron como extras en la edición del single Qué Nos Va A Pasar, tema estrella de Hallelujah! Estamos entonces ante un grupo en racha compositiva que nos ofrece en un mini Lp los descartes de su grabación anterior, lo que puede ser bueno o malo ¿no?, incertidumbre antes de la escucha.
Y no empieza bien la cosa, con un tema instrumental y luego otro donde riman risa con sonrisa. Pero luego la cosa va hacia arriba, con al menos dos canciones memorables y otras tres que aguantan bien el tipo. Las voces de Irantzu y Mikel, junto con cuerdas y un piano que son ya elementos habituales en las grabaciones del grupo, consiguen que sus historias de tintes melancólicos suenen bonitas y al escucharlas uno tiene la sensación de que era necesario que estas canciones no se quedasen en el limbo de las grabaciones inéditas. El equipo de trabajo es de lujo, con José Luis Lanzagorta a las teclas, ya como miembro fijo del grupo sustituyendo a Borja, producción de Iñaki De Lucas y arreglos de Joserra Senperena, tres nombres que no dejaban de repetirse en el especial que hace unos meses le dedicabamos en este blog al gran Rafael Berrio, y por algo sería. Así que podríamos considerar que otro mérito más del grupo fue el de saber elegir bien las compañías.
Octavo Ep del Dúo Dinámico y segundo de los que editaron en 1961. La maquinaria a pleno rendimiento, es increíble el número de revistas que se pueden ver en Todocoleccion a la venta en las que aparecen en portada. Parece que en aquellos años también protagonizaron algún cómic.
Musicalmente repiten jugada, y si en un disco anterior habían adaptado el oscarizado tema central de la película El Álamo, esta vez abren el Ep con el de la película Éxodo de Otto Preminger, que también obtuvo su correspondiente estatuilla. Doscientos minutos de metraje protagonizados por Paul Newman con guión basado en la novela de Leon Uris del mismo título. Este libro andaba por casa por lo que me imagino que habrá sido un súper ventas de su época. Mi padre no era muy alternativo que digamos.
Le sigue una versión del clásico italiano Torna A Surriento, más en la línea de la interpretación de Mario Lanza en la película Dos Pasiones Y Un Amor que en la de la versión que Elvis Presley publicó en 1961 con el título de Surrender. Es decir, más lírica y mediterránea que rocanrolera.
Por la otro cara dos composiciones propias, ¡Oh… No!, divertida, alegre, bien arropada por los vientos, es mi favorita del disco. Cierran con Recuerda, balada pop de coros femeninos bastante inofensiva.
La explosión de entusiasmo de principios de lo ochenta se fue diluyendo lentamente, fueron tantos los grupos que se profesionalizaron, me imagino que impulsados por las contrataciones de los ayuntamientos que pagaban caches desorbitados, que desde que esto se acabó, antes del final de la década, muchos tuvieron que sobrevivir a base de discos mediocres, directos, recopilatorios, acústicos, duetos e incluso como reclamos de un crucero.
El fulgor del indie noventero fue otra cosa, realmente nunca llegó al gran público, nunca hubo mucho dinero en el asunto, y se disolvió con la rapidez de una pastilla efervescente. Hasta el día de hoy creo que, de todo aquello, solo se han mantenido los nombres de Los Planetas y Sr. Chinarro. Otros mutaron, empezaron nuevos proyectos, algunos interesantes, pero no sé por qué, a mi me empezó a aburrir todo aquello un poco, y la llegada del nuevo siglo me cogió igual de apático, sin apenas comprar discos ni interesarme por casi nada.
El cambio se produjo, me parece a mí ahora que sobre 2004 o 2005, cuando empezaron a saltar a la palestra nombres como Ginferno, Veracruz, Tarántula, The Cheese, Omega Cuatro, Bananas, Margarita, Humbert Humbert, Lineas Albies o Ensaladilla Rusa, sangre nueva y excitante, a la par que surgían nuevos sellos como Yoyó Industrias, Producciones Doradas, Gssh Gssh!, Ozonokids, este en verdad es anterior pero yo no me enteré de que existía hasta aquellos años, o Holy Cobra Society que aparentemente actuaban con la misma alegría y despreocupación que Alehop!
Una de esas bandas que apareció aquellos años fue Garzón, formada por el periodista Roberto Herreros, Malela Durán, que había estado en las primera etapa de Nosoträsh, y Pepo Márquez, que lo compaginaba con The Secret Society.
Con posicionamiento político y mucha ironía, el nombre del grupo y su web que operaba en el dominio superjuez.com ya nos pueden dar una idea de por donde iban los tiros, practicaban un pop acelerado a varias voces, altamente nutritivo, con canciones que tanto podían leerse en clave sentimental como de confrontación política, quizás signo de que cada vez más el plató de Sálvame y el circo político compartían las mismas maneras.
A el juez Baltazar no le hizo mucha gracia que usasen su apellido y amenzó con demandarles justo unos días antes que debutasen en el festival de Benicasim, con lo que a ellos no les quedó más remedio que anunciar en su pleno concierto que cambiaban su nombre por el de Grande-Marlaska.
Miguel Ángel Villanueva, otro hombre que lleva en esto de la música desde principios de los ochenta, pero siempre un poco al margen de los grandes acontecimientos que han ido marcando la industria y las modas. Operando desde Castellón con Los Auténticos desde 1979, participaron en el recopilatorio Ideas, de 1981, con el que el sello catalán Edigsa quería posicionarse en eso de la nueva ola. La cosa se quedó en nada, ningún grupo de los allí presente prosperó mucho. Aunque en el caso de Los Auténticos, su canción La Estrella llegó a nuestros días como una de esas joyas ocultas que reivindican los rebuscadores de nuevos hits de aquellos tiempos, recientemente se ha rescatado toda su obra al grito de que por fin se hacía justicia.
El grupo cambió su nombre a mediados de los ochenta por el de Los Plomos, a la vez que Miguel Ángel creaba su propio sello discográfico, Discos Medicinales, en el que da salida a unos cuantos discos que no parecían encajar en lo que dictaban los gustos mayoritarios del momento. Ninguno fue un superventas, pero, otra vez, a día de hoy, a algunos de ellos les ha llegado el reconocimiento tardío, y es que por ahí están el debut de Atúd Vacante, el único disco de los punkis valencianos Cómplices, el single de King Crueles, y el segundo disco de Julio Bustamante.
Llegados los noventa, Miguel Ángel funda Los Brujos, banda en la que él es el único miembro fijo, y debutan con un mini lp de cinco temas instrumentales, aunque lo primero que escuché yo de ellos fue el single Búrbujas Sónicas que editó Munster en 1994. La verdad es que no me hizo especial ilusión y no le hice mucho caso a lo que iban editando, siempre con ese runrún de... otro trabajo de Los Brujos, con el gran Miguel Ángel Villanueva al frente, uno de los grandes compositores pop de nuestra tierra y uno de los secretos mejor guardados del panorama bla, bla, bla, bla...
Bueno, me tocó cambiar de parecer con el disco que editó a su nombre en 2004, Ningún Cielo, ese sí que es un discazo de pop brutal, y a partir de ahí, sí que me he interesado más por su obra anterior, pero solo la compro cuando la veo bien de precio, como fue el caso de este Indirecto. Disco con cinco versiones, tres nacionales, En El Hospital de los Pegamoides, Monotonía de los granadinos Los Ángeles, antes de que J y Antonio Arias impulsaran su disco de homenaje, y Don Narciso, que compuso Rodrigo García e interperetó Karina, y que aquí parece cantada por los mismísimos Cánovas, Rodrigo, Adolfo Y Guzmán. En el apartado internacional, con textos adaptados al español, tenemos God Only Knows de The Beach Boys, y I Only Want To Be With You que interpretó Dusty Springfield, a la que Santi Campos le aplica un gracioso giro a la letra para convertirla en todo lo contrario. Breve y bastante entretenido, supuso el último disco de Los Brujos. Veremos si el destino se luce y me va haciendo topar con el resto de su obra.
Tensö presentaron su primera grabación en el Vórtice Café de La Laguna, local situado no muy lejo de donde vive mi madre. En sus redes anunciaban que dejarían, si les sobraba, algo de merchandising en el lugar para que lo pudiese adquirir quien pasase por allí. Aunque yo ya había reservado mi copia del debut de Tensö, en una de mis visitas a la matriarca de la familia, decidí hacer un alto en el camino y pasar por allí a ver qué había a la venta de las bandas que pueblan el inframundo de la isla, ya que debido a mi caracter ermitaño y a la escasa difusión en los medios con la que tienen que lidiar las bandas locales, siempre ando un poco desconectado de lo que por aquí se cuece.
En las repisas del local andaban el último disco de Guerrilla Urbana, algunas grabaciones de cantautores y no recuerdo qué más, pero entre todo destacaba poderosamente el cd de Los Cracks. Con un hombre lobo en la portada y títulos como La Fiesta De Los Surferos Muertos aquello olía a psychobilly por todos los costados. No dudé en adoptarlo y llevármelo a casa, además iba de regalo una chapa.
No hay mucha información del grupo por ahí, y yo en mi vida había escuchado su nombre, aunque ellos llevan el en ajo más de siete años. Formados por Eva al bajo y la voz, que también milita en Grupo Sorpresa, Alberto a la batería, que formó parte de Pensión Ruido y Gran Banda Mandinga, y Tomi y Chisus a las guitarras y coros.
Este es su primer disco, siete canciones en diecisiete minutos, sin ningún rastro de psychobilly, ni tupés en crecimiento ni contrabajo personalizado. Lo que si hay es gusto por la serie Z, amor por los monstruos, garage punk frenetico, rockandroll vigorizante. Una de las mayores y más agradable y fresca sorpresa que me he echado a las orejas ultimamente, sin duda deberían ser la representación de las islas en el próximo Funtastic Drácula Carnival, por favor que alguien le haga llegar este cd a Paloma Borbone, dejarían el pabellón bien alto. Deseando estoy que anuncien algún concierto para este 2023, para salir de mi cueva y dejarme pasar por su Turmix.
Por último destacar que todo el arte que rodea el disco, obra de Eva, está a la altura de las circunstancias, es una preciosidad, como decimos aquí, está guapísimo. Si yo tuviera un grupo, y ese grupo fuese a sacar un disco, ahora mismo tendría claro a quien se lo encargaría el diseño.
Otra muesca más que puede hacer Los ‘80 Pasan Factura en su registro de ediciones condenadas a pasar absolutamente desapercibidas y ocasionarles leves pérdidas. Cierto es que siempre tienen algún as en la manga, alguna edición ganadora, y me imagino que la cosa va compensando.
Recuerdo preguntarle a su responsable por qué se empeñaba en editar nuevas grabaciones de músicos que llevan media vida en esto, si lo que manda ahora es recuperar las antiguas grabaciones de los ochenta, por desconocidas, desapercibidas que hayan pasado e ignoradas que hayan sido en su día, muchas veces con razón, a lo que me contestó que por respeto, porque por mucho que le gusten aquellas grabaciones, aún es más fan de aquellos creadores, que a día de hoy siguen trabajando y queriendo mostrar su trabajo, el que hacen ahora, y que sería doblemente injusto volverlos a ignorar en favor de un pasado que tiene su valor arqueológico, pero que no representa sus inquietudes actuales. Algo así creo recordar que fue la respuesta.
Con esta determinación, el sello ha ido poniendo en circulación grabaciones recientes de gente como Superbibliam (ex-Moral Femenina), Edui Bercedo (ex-Familia Real, ex-La Donna Inmovile, ex-Venus En Surf), Carlos Catana (ex-Facies), Pedro Guijarro (ex-Moral Femenina, ex-Afán De Lucro, ex-Diplomáticos) o Lorenzo Croisser (ex-Los Signos De La Lluvia, ex-La Sombra De Los Caídos), tipos, todos ellos, que fueron determinantes en la evolución de la música hecha en estas islas desde aquellos lejanos ochenta.
Y aquí estoy yo, escuchando las cinco canciones que Lorenzo ha decidido agrupar bajo este título tan desafortunado de Ojos Que Oyen, Corazón Que Suena..., grabadas en 2005 en su propia casa, y que se anunciaban como cinco piezas instrumentales de sugerentes títulos, lo que me hizo a mí pensar en guitarras y sintetizadores cercanos al ambient-drone tipo Balago o en la electrónica cósmica que practicaban We Are The Hunters, cosas interesantes, pero a la larga, un poco planas, válidas para estar echado en la cama o dejar de fondo mientras tu atención se dispersa en otras mil cosas. Pero no, lo que nos propone Croissier es algo más entretenido, igual más cercano a lo que hicieron los primeros Neuronium o Santi Picó en su disco Miskatronic II. Paisajes envolventes y psicodelicos a base, creo que, de sintetizadores, efectos, cajas de ritmos y guitarras que se hacen notar, que tienen ese toque que nos recuerda que su creador también fue uno de los pioneros en enfrascarse con esa electrónica de nebulosas y ciborgs que busca nuevos mundos mentales en este país. Y si no lo creen, esperen a que se rescaten sus antiguas grabaciones y lo verán, por ahí se puede catar Trapecios, tema a su nombre que apareció en una de las míticas recopilaciones del fanzine Orín Desteñido.
Solo me resta apuntar que Lorenzo también ha estado ligado a la creación literaria desde muy temprano, editando obras como El Ático De Los Mares (Cuadernos Insulares De Poesía 1981), Por La Montaña Que No Cede El Paso A Las Nubes Bajas (La Calle De La Costa 1987) o De Barrancos Y Conjuros (El Baile Del Sol 2000).
La modernidad llegó a Valencia en 1979 con La Banda De Gaal, grupo del que parece que círculó en su día alguna maqueta y una grabación en directo, pero que nadie ha querido o podido rescatar oficialmente a día de hoy. Si a los de sus componentes unimos los nombres de Adolfo Barberá y José Payá, que venían de los hard rockeros Doble Zero, y el de los miembros de Albatros, que a la vez que cambiaron a Crosby, Still, Nash & Young, Eagles y cosas así por The Police y Ultravox, mutaron en Vídeo, obtenemos una visión más o menos general de cómo fue la irrupción en la capital levantina de la new wave, el tecno-pop, los nuevos románticos y esos sonidos que triunfaron entre la juventud a principios de los ochenta con la explosión de la movida. Aunque en su versión más subterránea no debemos olvidar tampoco a Miguel F. Jim, Francisco José Galán y Lino Oviano con su sello-colectivo División Avanzada Independiente.
Entre unos y otros crearon o participaron en proyectos como Fanzine, Tomates Electricos, Última Emoción, Ceremonia, Glamour, Europa!, Vídeo, Armas Blancas, Comité Cisne y Gabotti.
Y del primer trabajo de Ceremonia es del que hemos venido a hablar hoy. Parece que Adolfo Barberá, José Godofredo, Remy Carreres, pronto sustituido por Javier Morant, y José Payá comenzaron a funcionar como Ceremonia en 1982, aunque no debutaron en directo hasta 1983, poco antes de la edición de este magnífico maxi de tres canciones que los situaba como máximos representantes de los sonidos oscuros y siniestros de la ciudad. Disco sin desperdicio, sin duda merece un puesto de honor entre las grabaciones pioneras del after punk hechas en este país.
Poco después de la edición, Barberá se incorporó a Los Seres Vacíos de Ana Curra compaginando ambas bandas. Esto ralentizó la actividad de los valencianos, que no volvieron a publicar otro trabajo a su nombre hasta pasados tres años.
Aunque en un principio no fuese santo de mi devoción, tengo que decir que J se ha ido ganando poco a poco mi más absoluto respeto. Pocas veces me han entusiasmado los discos de Los Planetas, por más que lo intentase incluso, pero sus movimientos desde principios de siglo me han ido convenciendo de que estamos ante un tipo generoso que ha sabido aprovechar su visibilidad mediática para ajustar cuentas con el olvido e indiferencia que sufrían algunos de sus colegas. Desde su sello El Ejército Rojo editó el último disco de los ignoradísimos Beef y el debut de su lider como La Estrella De David, también acogió al Sr. Chinarro en sus horas más bajas de popularidad para sacar el maravilloso El fuego Amigo. Por otro lado orquesta junto a Antonio Arias un homenaje a Los Ángeles, grupo de pop granadino que desarrolló su actividad durante más de una década desde mediados de los sesenta, y para la ocasión cuenta con bastantes músicos de la ciudad, incluyedo a Miguel Rios. Más de un indie habrá pensado que se había vuelto loco.
Y ustedes se preguntarán a que viene todo esto, pues a que después de la edición de Ulterior, Lagartija Nick era un grupo sin suerte y acusado de estar en una deriva errática que no auguraba nada bueno, y también sin discográfica y otra vez sin guitarrista, ya que M.A.R. Pareja volvía a dejar la banda. Pero los de Antonio Arias no están vencidos, ni solos. El Refugio Antiaéreo, estudio de grabación propiedad de Los Planetas, les abre sus puertas y entran a registrar un nuevo disco. J y Florent meten guitarras en unos cuatos temas, y Eric decide que es hora de volver a ser el batería titular de los Lagartija, además se traen a Fino Oyonarte para la producción, que ya había hecho lo propio con el primer disco de Los Planetas. Jesús Requena entra como nuevo miembro de la banda, que queda conformada como cuarteto con Antonio Arias y Lorena Enjuto como únicos integrantes que sobreviven de la formación anterior.
El resultado es el deseado, Lo Imprevisto es saludado como un nuevo resurgimiento de la banda, y como la continuación perfecta de sus mejores álbumes de los noventa, echando tierra sobre su acercamiento al metal de sus tres últimos discos. Pero en realidad no es así, es cierto que Lo Imprevisto tiene algún tema que podría encajar en Inercia o Su, que a las primeras escuchas fueron mis favoritos, pero lo mejor para disfrutar de este disco es asumir que estos Lagartija Nick no quieren volver a ser los Lagartija Nick del principio. Son otros, que demustran que aunque sigan habitando en ese mundo de sonoridades propias donde futuro, ciencia y ficción se dan la mano, se manejan bien por terrenos algo más calmos. Por decirlo de alguna forma, en este disco son más Blade Runner y menos Aliens: El Regreso.
Los Suaves cerraban la década de los ochenta con su primer registro en directo, el doble Suave Es La Noche, que creo que nunca he escuchado, aunque tendría que revisar mis viejas cintas grabadas para asegurarme que no estoy mintiendo. Pero bueno, si lo he escuchado, queda claro que no dejó ninguna huella en mi educación musical. Y comenzaban la decada de los noventa de la misma forma, con otro disco doble, este Maldita Sea Mi Suerte, que sí recuerdo de aquellos días. Para este disco se incorpora como guitarrista oficial del grupo Alberto Cereijo tras el abandono de Hermes Alogo, y queda ya constituida la formación clásica de los noventa, que completan Gelo, Yosi, Charly y Montxo.
El disco es excesivo por definición, una locura, que ellos consiguen llevar a buen puerto a duras penas. Por un lado, lo que más me gusta del disco es la intención en sí y la osadía de haberlo grabado. Todas las canciones son largas, la tónica general es que ronden los cinco minutos, aunque las dos primeras suman juntas dieciocho y se llevan toda la cara A del primer disco. Pero la palma se la llevan los diecinueve minutos de La Noche Se Muere, en la que hasta trece guitarristas se van relevando en un festival de las seis cuerdas que solo tiene parangon en la reunión que propició su querido Phil Lynott en la última gira de Thin Lizzy, en la que se reunieron los ocho guitarristas que habían pasado por la banda.
Luego me fallan algunas canciones, y les he cogido hasta manía, no me gustan ni Pardao, ni Pobre Sara, ni Dame Rock And Roll, no está muy inspirado Yosi en las letras de estas tres y en algún momento hasta me recuerda a Joaquín Sabina. También, según me coja el cuerpo, a vecés pienso que estuvo de más colar las versiones acústicas de Tiempo Perdido y Parece Que Aún Fue Ayer.
Por lo demás todo perfecto, recortando les hubiese quedado un disco estupendo, pero igual no serían Los Suaves sin darse a los excesos del rock and roll, y el heavy, cuando tienen la oportunidad.
Dos Años Del Sonido Chapa fue un recopilatorio editado en 1980 para celebrar el segundo aniversario del sello Chapa. Todavia no habían editado ni a Barón Rojo ni a Obús, y lo que aparecía en este doble álbum eran en su mayoría grupos que ilustraban la transición del rock progresivo al heavy, Asfalto, Leño, Ñu, Crack, Bloque, Topo… también algo de lo que podría llamarse protopunk, Cucharada, Red Box El Rojo, Paracelso, Tarántula, Kaka De Luxe, y una canción muy rara, más que nada por lo difícil que resultaba encajarla entre todo lo que se oía, de título El Garrotín y que era de un grupo que se llamaba Smash. A mi el disco me lo prestó un amigo del instituto, que era de su hermano mayor.
Bastantes años más tarde, por algún lado leí que Smash eran un grupo absolutamente de culto, referencia ineludible del rock progresivo de este país y pioneros en fusionarlo con el flamenco, por lo que no falta quien los considera los abuelos de aquello que se llamó rock andaluz, y es que nadie quiere negarle la paternidad a Triana.
De Smash me compré un día un doble cd con todas sus grabaciones, de esos que edita Rama-Lama, que siempre me producen un poco de rechazo, a pesar de que son ideales para poder tener según qué canciones a precios asequibles. Así pude comprobar que en sus dos primeros discos no había rastro de fusión rock progresivo-flamenco salvo en Behind The Stars, compuesta por Gualberto, en la que aparecían los quejios de Juan Peña El Lebrijano, y que fue después, con la incorporación al grupo del guitarrista flamenco Manuel Molina y la edición del single El Garrotín / Tangos De Ketama cuando el grupo se decanta descaradamente por esta vía. Corría el año de 1971 y Gualberto no está satisfecho con la deriva del grupo y decide irse una temporada a Estados Unidos, donde conoce a su mujer.
Entre sus idas y venidas graba en 1972 un disco en Barcelona que no llegó a ver la luz hasta 1978, por lo que este A La Vida / Al Dolor, títulos de las dos caras del vinilo, que grabó en 1975, supuso "de facto" su primer disco largo. Aunque rock y flamenco se entretejen casi a lo largo de todo el disco, en la cara A se impone un ambiente más folk y acústico, más americano, si se quiere ver así, mientras que en la B tienen mas peso la presencia de elementos andaluces, entre ellos la voz de Morente, y las guitarras eléctricas. Yo prefiero la segunda, en un disco que hay que escuchar varias veces para irlo disfrutando, y que como casi todo lo que voy escuchando asociado de alguna manera al rock pregresivo tiene momentos maravillos... y otros que no dejan de chirriarme, aunque en este son mayoría los primeros.
Ahora pensando, igual cada cara hace alusión a la situación de cada uno de los dos lugares en qué compartía su vida, estamos hablando de 1975, por un lado los Estados Unidos y por otro España. Además la última canción de cada cara parece que encajaría mejor en la otra, lo que le da al disco una impresión de círculo, de ida y vuelta, de que ambas cosas son necesarias en su devenir vital.
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