Según cuentan por ahí, en algún momento de 1989 tres personas decidieron poner en marcha un nuevo sello discográfico. Respondían a los nombres de Jaime Munarriz, Javier Piñango y Esther Berdión. Eran momentos de indefinición en nuestro panorama musical, lo de la movida ya estaba mas que finiquitado y pocos grupos de los primeros ochenta andaban en su mejor momento. Bandas como Los Cardiacos, Los Enemigos o Las Ruedas sirvieron de puente para una nueva generación de adoradores del garage y el rock cargado de electricidad. Nuevas discográficas como Romilar-D y Munster Records comenzaban a lanzar referencias de Cerebros Exprimidos, Sex Museum, La Secta o Los Potros, pero la prensa especializada todavía las miraba con recelo, acusándolas muchas veces de miméticas.
En este contexto surgió Triquinoise Producciones, una clara apuesta por bandas que tenían como común denominador el riesgo, y que seguramente no hubieran encontrado otro lugar donde sentirse amparadas.
En aquellos tiempos, para alguien que vivía tan lejos de todo, era muy difícil hacerse una idea real de cómo iba a sonar cada una de sus referencias, por eso cada vez que, después de pedirlas por correo, llegaban a casa, el momento en que iba a pincharlas por primera vez era mágico, de cierto nerviosismo e incertidumbre, el estado ideal para capturar mi atención por completo.
Así empezó todo.
Cerdos - Cerdos (TQ-001 LP, 1990)
Todavía recuerdo la reseña que leí de este disco en RDL, terminaba diciendo algo así como que "lo diferente no tiene porque ser siempre bueno". El debut de Cerdos es blues despiezado a ritmo industrial lleno de letras feas y cochinas, sexo y charcutería, amor y lenguas de vaca. Musicalmente es muy bueno, diría que adelantado a su tiempo, y las letras, pues ya depende del estómago de cada uno. Nunca una portada, obra de Esther Berdión, dijo tanto de lo que había en el interior de un disco. Cerdos eran en esta ocasión J. Munarriz, C-666, I. Menéndez y J. Rodríguez que colabora en algunos temas. Producido por el propio grupo y grabado durante los primeros seis meses de 1990.
Vamos A Morir - Vamos A Morir (TQ-002 LP, 1990)
Vamos A Morir venían de ganar el concurso de maquetas de RDL en el 88 u 89, pero tuvieron que esperar la propuesta de Triquinoise en 1990 para ver editado su primer disco. Rock nervioso y funambulista, crudo y como arrojado a la cara construido a partir de guitarra y batería, y con la inconfundible, y a veces incomoda, voz de Julio Jara. Este último se ocupaba de las letras, salvo en Usted Podría que es un poema de Vladimir Majakovskij, y los hermanos Javier y Nacho Colis de los instrumentos. Además contaron con la colaboración de Guillermo Piccolini en un par de temas, que se encargó también de la producción del disco, mientras que Fino Oyonarte estuvo como técnico de sonido. Ajo, de improvisada manager, completaba la infraestructura del grupo en aquella época.
Amor Sucio - El Tiovivo De La Locura (TQ-003 LP, 1990)
Creo recordar que los tres primeros lanzamientos del sello fueron simultáneos. El tercero de ellos provenía de Valencia y suponía el debut de Amor Sucio en formato largo. Poco antes habían editado un single de tres temas por haber quedado finalistas en un concurso organizado por la Generalitat Valenciana. Para este disco recuperan esas canciones y graban seis más. El grupo facturaba rock de amplias miras, potente, correoso y que fácilmente incitaba al baile obsceno. Eran miembros fijos Tarín Ramos, Luis M. González y Fernando Carrión, y en este disco contaron con la ayuda de José L. Muriel a los teclados. En la época, cada vez que se hablaba del grupo era mención obligada el señor Rueda, el cordelero de Utiel, aficionado a la pintura y autor del desasosegante cuadro que ilustraba la portada de este disco. La producción del disco corrió a cargo de Quique Morales y el propio grupo.
Pachucho Cadaver - 3 Huevos Bajo Tierra (TQ-004 LP, 1990)
La conexión argentina comienza a dar frutos. Aunque formados en Madrid, el duo estaba compuesto por los argentinos Guillermo Piccolini y Roberto Pettinato. Pacheco Cadaver se presentan en sociedad con un disco de rock y pop velvetiano. New York, Berlín y Buenos Aires unidos con humor, comunicados por pasadizos psicodélicos espacio-temporales e impulsados en ocasiones por el saxo de Willy Crook. José Luis "Mac" Hernández también les echa una mano con el bajo en Sunshine Of Your Love. Versiones de Wire y Cream, y recuperación de un tema de Sumo, banda en la que había militado Pettinato. El propio Piccolini produce el disco y el diseño del mismo, con atrevida foto de portada obra de Luz Pinto, se lo reparten entre el grupo y Esther Berdión.
Carmina Burana - Carmina Burana (TQ-005 LP, 1991)
Desde 1987 no había nuevas noticias discográficas de Carmina Burana, tampoco les puedo asegurar que hayan estado en activo durante los cuatro años que pasaron hasta la edición de este disco. De la formación que grabó el disco de 1987 se mantienen Manolo Fernández, J. C. Pernías y Andres Blasco, mientras que Santi Serrano sustituye a Dani Arlandis en la batería. Suenan distintos, mas cerca de Residents y Pere Ubu, de estos últimos hacen una versión, que de los referentes oscuros de la otra época. Textos surrealistas sin la épica de antaño, y una libertad que raya en la locura. La portada es obra de María José Gómez Redondo, que se encaga de las fotos, Jaime Munárriz y Esther Berdión. El grupo se produjo el disco, con Vicente Chust como ingeniero de sonido y la ayuda del sr. Munárriz a las mezclas. El rey debería morir en un pararrayos radiactivo.
Cerdos - En El Matadero (TQ-001 CS, 1991)
Durante la presentación de su primer disco, el grupo se encierra en una casa de campo un par de días para registrar su segundo trabajo, primera edición en cassette de Triquinoise y última del grupo, que creo que poco después de separó. La cinta venía acomodada en un estuche de VHS que con la ayuda de una cartulina rosa doblada y recortada con pericia para la ocasión le servía de perfecto lecho. Grabado en directo, participaron CCC, J. Munarriz, I. Menéndez, J. Rodríguez, Celia, que se encargó de los jadeos y la batería en Porcuno, y Carlos, que se ocupó del suministro de pizza, morcilla y panceta entre otras cosas. Recuperan unos cuantos temas de su primer disco, dándole a alguno de ellos un tratamiento totalmente distinto, como esa Matanza Acústica en la que prescinden de sintetizadores. Entre las nuevas, unos cuantos temas breves y otro escarceo con lo acústico en Siete. Todo sonando muy crudo, claro.
LA PRÓXIMA SEMANA MÁS...
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