A Eduardo Suarez le gusta explicar las cosas, y así, en el bandcamp de Borealis siempre nos da algunas pistas sobre las circunstancias que propiciaron la edición o el sonido que podemos encontrar en cada una de sus referencias.
De este Final Vertical, de entrada, nos cuenta que no tenía intención de hacerlo, ni de grabarlo. Durante 2014 su propósito era preparar su nuevo disco, del que ya ha presentado un tema, y no pasar por el estudio de grabación. Pero una colaboración con el Laboratorio de Sonido del centro de Arte y Creación Industrial La LABoral de Gijón para el Ars Electronica en Linz propició la creación de la larga pieza que da título al disco y la única que se incluye en este miniCD de preciosa factura. Pero no está sola, la edición digital se completa con un segundo tema titulado Carnero.
Final Vertical, la canción, son veintidós minutos de música hecha con una guitarra, y sutilmente condimentada con alguna grabación de campo realizada en la costa oeste de Asturias, que solo se me ocurre definir como folk fractal. La repetición de un pequeño conjunto de notas y sus leves variaciones van emergiendo en perfecta sucesión para formar nuevas repeticiones en lo que puede llegar a parecer un proceso infinito que a uno lo encandila y aprisiona, que genera una belleza que sobrecoge, asombra y apabulla como lo hace la visión de los objetos matemáticos a los que hemos hecho mención.
Pero no olviden que el intento de tratar de modelar la forma de algunos de los elementos mas fascinantes de la naturaleza a través de fractales, esos a los que la geometría clásica no puede adaptarse y que llaman autosimilares, no es más que un vano intento de asir lo inasible. Algo parecido pasa con estas palabras y la música que aquí suena, que a cada momento se escapa de lo explicado mostrándonos sus singularidades y su esencia imprevisible y viva.
Durante la escucha de Carnero, seguramente por la mayor presencia de efectos y sonidos que no provienen de la guitarra, aunque este instrumento es el que sigue mandando, no puedo evitar pensar en la primera etapa de Borealis, la que quedó recogida en las grabaciones editadas bajo el título 2004-2006. Una faceta que desde aquí no me queda mas remedio que pedirle que no abandone del todo. Así los ocho minutos de Carnero completan media hora de música deliciosa.
No sé lo que nos traerá Eduardo en su próximo disco largo, lo que si me queda claro por lo escuchado aquí es que pasa por momentos de gran inspiración. Esperamos ansiosos.
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