Junto con Mataparda, DUE se encargaron de situar a Canarias dentro de la extensa red de intercambio y venta de casetes de electrónica experimental que se desarrolló a lo ancho de todo el mundo desde la primera mitad de los 80 hasta los primeros años de la siguiente década. Los ‘80 Pasan Factura ha ido rescatando mucho del material que el grupo editó por aquel entonces, ocupándose también de proyectos previos de sus componentes, como Quaxar, y de aventuras individuales de algunos de ellos, como Miasma.
Los títulos de esta obra, editada originalmente en 1991, inciden en el carácter conceptual de la misma. Ironía y cierto sentido del humor la recorren de principio a fin, y esto, junto con la fluidez con la que van pasando los temas, la convierten en una grabación ideal para adentrarse en esto de la electrónica extraña, rítmica y ruidista. La inclusión como extra, en esta edición en Cd, del tema Mambo Rambo, originalmente creada para un recopilatorio italiano, refuerza la sensación de que aquí, el humor es importante. Quizá por este motivo, esta Odisea se me ha quedado colocada mentalmente al lado de Todo Ubu de Los Iniciados y Granero Responde Ovejas de Fitzcarraldo.
¡Cuán atrevida es la ignorancia! Recuerdo perfectamente cuando se editó este disco, y también las maldiciones que me venían a la cabeza pensando “vaya mierdas que edita Manzana, y vaya portada horrorosa, por no hablar de la contraportada, aún peor”. Era joven, apenas tenía 15 años, y por supuesto no tenía ni idea de quién era ese tal Javier Segura, ni de muchas otras cosas, claro.
Pero el tiempo, y la curiosidad, creo, me han hecho aprender cosas, y la vida se ha lucido dándome la oportunidad de encontrar este cd cuando ya sabía quien era Javier y ya había escuchado alguno de sus discos anteriores. Y solo tengo que decir que estamos ante un discazo, bueno de verdad. Maravilloso, enorme, las etiquetas experimental, ambient o avantgarde se quedan pequeñas para estos casi 70 minutos de música que es un gustazo echarse de un tirón.
Javier Colis, mucha historia detrás de este nombre, y muchas dudas en mi cabeza. No creo que nadie pueda encontrar una mala crítica a ninguno de los trabajos que lleva publicados, en grupos o en solitario, a lo largo de sus más de 30 años de singladura, al contrario, siempre suelen ser excelentes, aunque pocas veces entusiastas, siempre como muy serias y académicas, muy respetuosas con su trayectoria y talento, aunque la mayoría de las veces sus obras se olvidan cuando se trata de echar la vista atrás y recordar hitos de la música de este país.
Estas Notas De Abajo es lo último que ha editado a su nombre, en el que su guitarra sigue dando forma a ese rock oblicuo, algo cubista y denso que practica el riojano. Mayormente instrumental, rodeado de grandes músicos, he aquí mis dudas, ¿quizás cabe aquí el tópico de estar en tierra de nadie?, ¿demasiado experimental para el público del rock, y demasiado rock para el público que gusta de lo experimental?. A mi, en estas primeras escuchas, me ha gustado bastante, pero reconozco que se lo pone muy difícil a los oídos poco entrenados. No saben lo que se están perdiendo.
La última vuelta a la actividad, por ahora, de Duncan Dhu, aunque por motivos pecunarios, nos trajo una muy agradable sorpresa. Para la ocasión dieron forma a seis nuevas canciones, cinco originales y una versión, que agruparon en este mini LP. Muy por encima del nivel que habían ofrecido en su despedida oficial con Crepúsculo, también es verdad que pasar de las 21 canciones que albergaba este, a las 6 actuales, aumenta la probabilidad de que el conjunto luzca mejor.
Hacen lo que se podía esperar de ellos, pero muy bien hecho, pop para los adultos que los conocimos de jóvenes, con la inestimable ayuda de Joseba Irazoki a los instrumentos de cuerda. Melodías bonitas y letras bastante afortunadas, a pesar de algún ripio, que demuestran que conocen bien el oficio, y que la madurez y sus aventuras en solitario les han ayudado a crecer.
El tercer y último disco de Dogo Y Los Mercenarios debe ser una de las mejores muestras de rock facturado por aquellos años. A la cinta en la que lo tenía grabado le habré dado un millón de vueltas y conseguirlo recientemente en cd no fue fácil.
Dogo y los suyos renuevan el espíritu de los primeros Burning y actualizan la vida del barrio y las visicitudes de la noches más viles… a la andaluza. Con desparpajo, un manera de contar las cosas que quita algo de hierro a las penurias de los aquí retratados, con alegría y celebración por todo lo vivido. Casi hay empate técnico entre el número de temas más acelerados y el de baladas, que sorprendentemente, mira que es difícil que a mí me gusten, funcionan aquí a la perfección. La única pega, la portada, una de las más horrorosas que recuerdo para una de las cumbres del rock canalla hecho en este país.
Último disco publicado por Doctor Divago a día de hoy, aunque hay constancia de que en todo el tiempo que ha pasado desde la edición de este ya han visitado en un par de ocasiones el estudio de grabación para registrar nuevas canciones. Así que, hasta que haya fumata blanca, con este pequeño texto terminamos el repaso que hemos estado dando a sus últimas obras.
Después de Imperio, que para mí fue algo más flojo, y de los fastos del 25 aniversario, con este disco el grupo vuelve a hacer que ascienda la curva imaginaria que describe su trayectoria en mi cabeza. Otra vez alguna canción fulgurante, otra vez el mundo Divago en expansión, otra vez los ecos del mejor pop hecho en los 60 en este país, y ampliando el campo de batalla el majestuoso delirio-canción río que es El Viaje Largo. Ganas de saber qué es lo que nos están preparando.
Tras dos discos bajo el apelativo de Jr, llega una nueva mutación en el nombre del grupo. Frank Rudow, Borja Fernández y Rafael Martínez deciden pasar a llamarse La Jr. Pero el modus operandi no varía, siguen tocando lento, susurrando las canciones, arrastrando las canciones, aunque me atrevería a decir que en esta ocasión se acercan de manera deliberada un poquito más a las sonoridades propias del pop, salvo que siguen en sus trece en lo de negarnos estribillos. Un poco menos ariscos que en su anterior trabajo, ligeramente más accesibles, meten una segunda voz femenina en algún tema y según los créditos también cabe por ahí un clarinte, pero siguen siendo exigentes para el oyente experimetado y extrañísimos para los visitantes ocasionales. Música que no es para todos los días.
091 eran las canciones de José Ignacio Lapido, sí, pero también la voz de José Antonio García; y esto se nota mucho en el primer disco en solitario del primero, editado tres años despues de la separación del grupo madre. Las canciones están ahí, los versos, inequívocamente de Lapido, siguen dejando imágenes sugerentes y no habrá quien pueda negar que en lo de facturar medios tiempos es un auténtico maestro.
Pero me cuesta adaptarme a la voz, estoy en ello, y más me cuesta quitarme de la cabeza la idea de como podrían crecer estos temas si fuesen del repertorio de los 091. Me parece que en sus siguientes discos el aspecto vocal mejora, o la simbiosis música-voz funciona mejor. Tengo alguno de ellos en casa y no recuerdo que me dejasen con la sensación que me ha dejado este.
Detergente fueron un cuarteto madrileño de corta vida que dejaron plastificadas al menos un par de canciones en diferentes recopilatorios, una de ellas en el mítico La Legaña Sinfónica. Tras su disolución, tres de sus componentes pasaron a Cohete mientras que José Ignacio Martorell comenzó su carrera, más o menos en solitario, bajo el alias de Jonston.
Este fue su disco de debut, en el que se muestra como otro geniecillo artesano del pop, al igual que Mate, Pigmy, Dotore o más recientemente León De Pelea. Propuestas muy personales, todas, que deambulan de manera involuntaria por los márgenes de nuestra música, en el caso de Jonston insuflando un poco de chifladura a sus letras y melodías. Su siguiente disco me gustó mucho, este no me atrevería a decir que va por el camino. Démosle un poquito más de tiempo.
Dom invita a los Alma Sin Dueño al estudio y en un dia graban este disco de fiesta y rimas improvisadas, al que posteriormente se le ha añadido algún scratch. Dom crea bases retorcidas, algo extrañas, muy personales, creo que aunque es un buen degustador de hip hop, sus influencias y formación viene de otros lados.
A mi, que las batallas de gallo me suelen dar un poquito de vergüenza ajena, me parece tarea muy difícil salir airoso de una grabación como esta. Se me hace un disco largo y cuando al final, una vez terminado el último tema de la sesión, uno de los mc's dice algo así como "joder, que locura, no me venía ni una puta rima a la cabeza..." a mi me parece el resumen perfecto de lo que ocurre a lo largo del disco. Mejor resultado obtuvieron en el posterior Mercado Negro de Dom, en el que el tema en que colaboraban ambas formaciones era de lo mejorcito del lote, aunque sonase un poco al r’n’b comercialoide de Soul Sanet. También es cierto que el tema extra que incorpora el cd al final, ya más planificado, bien justifica el darle una escucha a este artefacto.
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