Volvemos con una nueva lista para orejas dispuestas a sufrir de placer, se nos ha hecho difícil enlazar los sonidos que aquí aparecen, desde noisecore a tecno-pop ochentero, pasando por los estertores del rock progresivo, la canción de autor... yo que sé, al final son casi 47 minutos de desorden sónico sin precedentes. Dale al play, ponte a hacer las cositas de casa y disfruta si encuestra cómo.
Edu Comelles, nombre imprescindible en esto de las músicas raras y el arte sonoro en este país, no solo por su faceta de creador y manipulador de sonidos, sino también por su labor de difusión y registro de experiencias sónicas desde su propio sello Audiotalaia.
Nacido en Barcelona, pero habitante de Valencia, lleva muchos años en esto. Editó sus primeros trabajos en 2007 bajo el alias de Mensa, más tarde aparecería como mitad del dúo Cello + Laptop, junto con Sara Galán, y ya a comienzos de la pasada década empezaría a editar trabajos a su nombre. Este Still Life, publicado en una cuidadísima edición por el sello británico Fluid Audio, es una maravilla auditiva, en el que fragmentos de grabaciones de campo son intervenidas para que vuelven a la vida gracias al enorme poder evocador que surge del encuentro de estos sonidos con el cerebro del oyente.
Misterios de la industria discográfica, este cd es una extraña elongación de La Gallina, tercer disco largo de El Columpio Asesino. Tres canciones, una reinterpretación de Yo Soy Tu Hombre, a cargo de Loquillo y su por entonces hombre de confianza, Jaime Stinus, a la que titulan Dispararé; y dos remezclas, de La Marca En Nuestra Frente Es La De Caín y de El Destaxamento, perpetradas por David Kano y Joaquín Reyes respectivamente.
Igual la remezcla de El Destacamento aporta algo a la original, pero las otras dos, me parece que no. Mejor escuchar los originales incluidas en La Gallina, que las que aparecen en esta maniobra que no acabo de entender… ¿con qué propósito se invita a Loquillo a cantar una canción?… como cuando alguien pensó que era una buena idea añadir la voz de Amaral a una maqueta de Lagartija Nick.
Grupo valenciano más cercano al efecto Mecano que al brote de creatividad tecno que se produjo en la ciudad del Turia al amparo de la División Avanzada Independiente a principios de los ochenta.
El éxito del primer disco de los hermanos Cano, seguido por el de Olé Olé y Vídeo desencadenó el fichaje multinacional de grupos afines a su sonido con chica, o chicas en este caso, al frente. Ahí estuvieron Magenta, Luna y los que hoy nos conciernen, que en este disco fueron producidos por el propio Nacho.
Debutaron con un maxi de tres canciones que parece que gustó bastante, y luego vino este primer disco en el que volvieron a repescar los temas del maxi. Ninguno de los nuevas creaciones le hacía sombra a las ya conocidas, no se obtuvo el éxito comercial deseado y fin de la historia.
Como yo no tengo ese maxi, nunca antes había escuchado al grupo y no tenia muchas expectativas, pues me parece que les quedó un disco entretenido, de la época, irregular pero apreciable.
Tercer disco del mayor de los Muguruza, y último de los que he adquirido recientemente gracias a un señor que vendía mucha música en euskera a precio de saldo. Lo primero que se agradece es la portada, por fin un diseño bonito para envolver las canciones.
En esta ocasión ya no lo acompaña la guitarra de Roberto Yaben, pero si sigue a su vera Txema Garcés al contrabajo y bajo, y se suman por primera vez a la banda las baterias y percusiones de Michel Longaron, y el piano y los teclados Hammond y Fender de Joserra Senperena. El sonido así gana en cuerpo sin perder la delicadeza que caracteriza a las canciones de Jabier. También se atreve por primera vez con unos versos en catalán y un tema completo en español, además de aportar más canciones con letras de su propia autoría.
Sea como fuere, sigue siendo un hombre tranquilo dejándonos otro disco de digestión lenta, en el que las sucesivas escuchas juegan un papel fundamental para ir reconociendo y enganchándote a estas grandes canciones de apariencia pequeña.
Curtidos en las catacumbas del underground madrileño, desde hace años en casa solemos estar atentos tanto a las movimientos de Edu como a los de Diana, así que al saber que unían sus guitarras en Emboscada, junto con la batería de Joe Chanwi, salivamos contentos y nos hicimos con una copia de la que fue su presentación en sociedad… aunque a ellos la sociedad me parece que les importa un bledo. “Habla con las plantas, ignora a la gente” se puede leer en el insert del cd.
Seis canciones cortas, rezumantes de electricidad, algo oscuras y perversamente extrañas, en las que los coros y voces de Diana emergen vaporosos en contraste con la contundencia instrumental. Grabado en su local de ensayo, siguen habitando en el subsuelo del negocio musical, pero cada vez con las raíces más arraigadas, y dando frutos deliciosos como este. Para los que prefieren la humedad de los líquenes al calorcito del césped artificial.
Cuando Napalm Death editaron su primer disco, Scum, no creo que imaginasen que su broma particular You Suffer devendría en género (o subgénero) musical. Un minuto que prendió la mecha para dejar de hablar de grindcore y empezar a hacerlo de noisecore, noisegrind y otras lindezas.
Estos sonidos comenzaron a arraigar en nuestro país a principio de los noventa, dando lugar a muchísimas grabaciones en cassette en lo que para mí tuvo que ser otra red de intercambio de grabaciones tan importante, y subterránea, como la de electrónica experimental que se dio en la década anterior.
R.O.N.F. Records rescata en este cd dos de esas cintas editadas en 1994. Primero tenemos Se Tapan Los Oídos, que fue compartida entre Excreted Alive y Ulzera, y editada originalmente por Puding De Pota Rekords; y después Injusta Situación, demo en solitario de Excreted Alive que editó Upground.
Excreted Alive suenan muy bestias en Se Tapan Los Oídos, abriendo bastantes temas con cierta cordura musical para acabar sumiéndolos en el caos. Por comparación, diría que Ulzera suenan algo más punkis, básicos, como empujados a exabruptos. Más apagados, con un sonido más plano, como si una apisonadora circulase sobre tus tímpanos, así suenan Excreted Alive en su demo en solitario.
Último disco de Bloque, ya los tiempos habían cambiado. El mismo año que salía este disco debutaban Barón Rojo y Obús, Leño ya iba por su segundo disco y Ñu también. El progresivo empezaba a ser cosa de viejos y el metal era la gasolina de los jóvenes. Topo, Asfalto y Bloque eran el pasado, y el barrio, las declaraciones de amor al rock, el retrato de la realidad y las promesas rotas de la democracia sustituían a los sueños cósmicos de un futuro mejor, al amor universal, a la exaltacion de la libertad y a los recuerdos de épocas aún más grises.
En realidad, hay algunos temas del disco que no están tan lejos de las propuestas más novedosas que nos traía Chapa en ese 1981, que son los momentos que yo prefiero del disco, pero a pesar del buen hacer instrumental, incluso vocal del grupo, hay otros que me generan muy poco interés y cierto agotamiento. Eso sí, la portada siempre me ha fascinado.
No había prestado mucha atención a la música de Juan Belda hasta hace poco. En casa andan, además de este, su primer disco de 1986 y otro con su Bit Band, pero a ninguno le he dado muchas vueltas.
Antes de ponerme este en serio, leyendo los créditos, por ahí aparecen Javier Colis, Pelayo Arrizabalaga y también Jorge Pardo, me parecía que me iba a encontrar algo tipo Clónicos, música que me interesa por la extrañeza que causa y por las ideas que propone, pero que nunca me proporciona un placer absoluto.
Y me equivoqué a medias, creo que lo que aquí suena sí podría encajar con la propuesta de jazz avant-garde experimental que el combo madrileño desarrolló desde mediados de los ochenta, pero también creo que este No Encuentro La Tónica es muy disfrutable, quizás porque lo que hace es buscarla. Y esto lo lleva a que se mueva inconformista en varias direcciones, llegando a lugares mas calmados y espectrales o a otros más despiadados, lo mismo suena un sample que una flauta rollo progresivo. Siempre en libertad, la Bit Band tiene el talento necesario para acompañarlo aunque también se enfrenta solo a un par de temas con interesantes resultados. La búsqueda tiene premio.
Uno de los epicentros a nivel nacional, igual también a nivel mundial, de la red de intercambio, venta y distribución de cassettes de noisecore y salvajadas similares de la que hablamos antes surgió aquí al lado, en Las Palmas de Gran Canaria. Desde allí, Manuel Cubas, con su grupo Genital Masticator y su sello Cadaverizer Records dio salida entre 1992 y 1995 a multitud de referencias donde se amontonaban bandas de todos los lugares del planeta.
Después de dejar el asunto aparcado unos 10 años, creo que también en lo que a generación de ruidos se refiere, Manuel reapareció con nuevos y numerosos proyectos ruidosos, además de un nuevo sello bajo el brazo, R.O.N.F. Records, donde junto con el noisecore y similares, también tienen cabida referencias de harsh noise, power electronics, industrial o cualquier cosa que haga sufrir tu cerebro.
Energumeno es uno de los proyectos en los que anduvo metido entre 2015 y 2017, parece que ya no funcionan, y la única pista que aportan a este mini-cd, compartido con los norteamericanos Suppression, lleva por título Nula Evolución. Declaración de principios, noisecore a saco, y puesto que comienza con el llanto de un niño, pensaba que igual era una metáfora de… pero ellos lo dejan muy claro en el libreto “No music. No poetry. No skills. Only puta mierda”.
Creo que este es el primer disco que firmaron de manera conjunta Juan Antonio Nieto y Javier Piñango, dos años más tarde llegaría Afterglow editado en vinilo por la discográfica griega Anazitisi Records. Dos artistas con una larga trayectoria sobre sus espaldas, hace poco tuvimos que lamentar el fallecimiento de Nieto, al que tenía un especial cariño, no por sus trabajos bajo el alias de Pangea o a su nombre que ha ido editando a lo largo de estos últimos 20 años y que no he seguido muy de cerca, sino por haber sido batería de Alphaville, para mí el mejor grupo que surgió de todo eso que se llamó La Movida, y que continúan injustamente olvidados.
Los origenes de Piñango se encuentran en combos menos convencionales, Cerdos, Mil Dolores Pequeños, Destroy Mercedes… Pero parece que ambos llegaron con los años a las mismas conclusiones, a una electrónica con ausencia de ritmos y melodías, de musicalización del ruido y de efectos mentales. La escucha paciente de este disco parece decirnos que sus mundos no estaban tan desenfocados como nos quieren hacer ver, y que la convergencia de ambos ha sido una suerte para los que nos gusta tumbarnos en la cama con los oidos atentos y la difusa imaginación como único rumbo.
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