Finales de julio y principios de agosto, tiempo de vacaciones, que alegría. En aquellos días estos fueron los discos que sonaron. Entre Kolpez Kolpe de Kortatu y Échate Un Cantecito de Kiko Veneno me gustó más rescatar el de los vascos. La Verdad Era Esto de Karenin es una debilidad personal, al que suelo acudir periódicamente. Arriba del todo la sorpresa de El Hombre Invisible de Kiko Veneno, el de E-330, cada vez que lo escucho, mejor, y Beautiful Outsider de (b)Keiko, que consiguió la unanimidad familiar en nuestros desplazamientos en coche por La Palma, un poco menos el Electroazúcar de Krypton, que le sirvió alguna vez de sustituto.
A Kludge me obligaban a escucharlo con los cascos puestos, quedando Electric Playboys y Kenedy como lo más flojito de este lote para mi gusto, aunque los temas que he elegido, así a solas, no funcionan mal.
Pero como siempre, denle al play, escuchen, y decidan por ustedes mismos. Ahí fuera hay un montón de música esperándonos.
Closer Popnography fue el sello que montó Nacho Goberna hacia 2006. Por si a alguien no le suena el nombre y sin olvidar la labor de Ignacio Valencia, Nacho fue el vocalista y lider de La Dama Se Esconde, grupo con un gran puñado de excelentes canciones tocadas de una sensibilidad muy especial.
Así que a la recomendación de Lupi se sumó la curiosidad de escuchar por qué sonidos apostaba este hombre, y me compré este cd hace ya muchos años. Karenin fue un grupo liderado por el murciano Isaac González, que se estrenó con este disco, al que siguió El Puente De Los Peligros, EP de cuatro canciones, y otro disco grande titulado con el nombre del grupo, ya en 2015. A partir de entonces se pierde su pista.
El primer tema, Canción De Funeral, suena a unos Planetas que quieren hacerse entender, pero la cosa vira a acústico en el siguiente tema, aparece la voz de Ana Cánovas, cello y violín acompañan a la guitarra y el disco empieza a crecer en belleza y estremecimiento. Solo otra vez se asoma a la electricidad, ya pasado el ecuador del disco, para decaer ligeramente en el tramo final. Aún así, ha dado muchísimas vueltas en mi reproductor. Desde la primera escucha la canción El Horror me dejó noqueado, y todavía hoy, cada vez que termina el disco, la tentación es de volverle a darle al play para darle otra escucha al tramo inicial del disco.
Seguimos destripando un poco los discos de Keiko que hay por casa. Hay un largo trecho entre su primer disco, Shake A Hand, de 2006 y este Beautiful Outsider, de casi una década después. En medio quedan tres trabajos que nunca me he tropezado. Shifting, editado en 2009, que sería el segundo disco oficial del combo, y dos largos, Sunday y Weekend, en los que unen fuerzas con EvilMrSod, tinerfeño afincado en Alemania.
Para este Beautiful Outsider deciden rebautizarse como (b)Keiko ya que en esta ocasión se une al trío como voz principal Beatriz Treviño, quien ya fuera integrante de la banda en sus comienzos, y pensando en ella se compusieron cuatro de las cinco canciones que conforman este trabajo. La quinta es una adaptación de un tema inédito de EvilMrSod.
Cinco canciones entre el pop y el rock, bien enraizadas en el blues y la exquisitez del jazz, elegancia, cierto intimismo, una voz con recursos de sobra, sonido clásico y apuntes instrumentales, por ahí anda el saxo de Ricardo Marichal, las teclas de David Rodríguez y la armónica de Guillermo Pérez, que dan personalidad a cada una de ellas.
Ni me acordaba de que tenía este disco en casa, pensaba que no había comprado ni un disco de Kiko Veneno entre Punta Paloma, 1997, y Sombrero Roto, 2019. Pero se ve que por ahí en medio, en algún sitio y en algún momento, compré El Hombre Invisible. Lo que es seguro es que hasta este verano no lo había escuchado.
Curioso título, no sé si tiene que ver con las sensaciones de un hombre cuya presencia mediática se había ido desvaneciendo más a cada disco que iba sacando después del famoso Échate Un Cantencito. Sea como sea, fuera ya de la compañía multinacional que lo llevó al éxito, sacó en 2002 un disco compartido con Pepe Begines, de No Me Pises Que Llevo Chanclas, que si era posible, me produjo más desconfianza todavía sobre el presente y futuro de Kiko.
Pero otra vez me volvía a equivocar, y al escuchar este disco este verano me quedé encantado. Inspiradísimo en las letras, la música es más a lo que nos tiene acostumbrado, sin grandes novedades. Satisfacción total al escucharlo, igual embriagado por la novedad, hasta se me ocurre pensar que es mejor que el del cantecito.
Otro disco comprado totalmente a ciegas y que permanecía olvidado en el estante de discos pendientes de escuchar. Kenedy lo formaron Iñigo Laspiur y Roberto Urzaiz, dos navarros que la vida llevó a Sevilla. Llegaron a la ciudad con su primer EP bajo el brazo y allí reclutaron a Miguel Asencio y Antonio Rojo para defenderlo en directo. Los orígenes de Iñigo se pueden rastrear en los más rockeros Rare Vocation, del resto del grupo no encuentro ningún rastro.
En 2013 llegó otro EP, algunos concursos ganados, el reclutamiento de un teclista, el abandono de Roberto, la inclusión de sus temas en una serie de Telecinco llamada Frágiles, que según veo la protagonizó Santi Millán y tuvo dos temporadas... era el momento de ir a por el Lp, y la etiqueta sevillana Sello Salvaje los acogió en su seno.
El resultado fue este Guts, que se editó con cuatro portadas distintas, mucho más molona la de ovni que las de tigre, tiburón y oso. Y aunque en toda mi vida no he escuchado más que unas cuantas canciones de Prefab Sprout, Deacon Blue, Counting Crows y demás grupos pop con cierto prestigio, unos más que otros, y ventas generosas, los discos de estas bandas suenan imaginados en mi cabeza parecido a este de Kenedy. Las crónicas oficiales hablan de Coldplay y el britpop, pero yo es que a estas bandas ni siquiera quiero imaginármelas.
En definitiva, pop rock épico de ese al que suenan los grupos de estadio, en un disco que pudiendo petarlo, fue el debut y la despedida del grupo.
Krypton fue el último proyecto musical conocido de Servando Carballar al margen de Aviador Dro. La banda madre llevaba unos años parada y junto a Ismael Contreras comenzaron a tramar esta nueva historia allá por 1997. La formación quedó cerrada cuando Belén Reyes se incorporó como vocalista. Tras las primeras maquetas graban este EP de cuatro canciones, que a pesar de algún contacto con Subterfuge, acaban editando a través de Reactor, sello que monta el propio grupo.
Más adelante, entre finales de 1999 y principios del siguiente año, graban un LP completo que titulan Cobalto, que al parecer Lollipop tiene intención de editar, aunque finalmente se ofrece por descarga directa desde la web del grupo. La prematura muerte de Belén en un accidente de tráfico, en agosto de 2001, arrebata cualquier ilusión para continuar al grupo que decide tirar la toalla. Años más tarde Ismael se incorporará al Aviador Dro como como un obrero especializado más.
Aunque se definían como un grupo de rock del siglo XXI, la sombra del Aviador es muy alargada, y a mí me parece que cualquiera de los 4 temas aquí presentes podían pertenecer al repertorio del grupo madre. Ya saben ustedes, tecno pop enamorado de la ciencia ficción, pero con el plus de la voz de Belén, que la verdad, le sienta bastante bien a los temas, aunque para mí hay alguno medio fallido.
Aunque se estrenó en 2001, para mí Foehn Records siempre será la última gran discográfica independiente surgida de la revolución indie de los noventa, al menos entre todas aquellas a las que prestaba atención el Rockdelux, que por aquel entonces era mi (¿triste?) realidad. Y como ninguna de ellas ha aunado riesgo y calidad durante toda su andadura, aunque es cierto que ya hace unos años que he ido perdiendo contacto con su presente. Desde su debut con los primeros discos de Balago y Úrsula ha ido mostrando su interés por proyectos que sin ser ajenos al pop, al rock o a la electrónica, siempre poseían un toque diferenciador en su sonido.
Kludge fue un dúo formado por Marc Piñero, no sé nada de él, y Pablo G. Polite, crítico musical, que solo dejó este testimonio de su existencia. Un disco con acabado de post-rock ambiental raro construido totalmente a partir de sonidos intervenidos de guitarras.
Fallos, ruiditos, leve distorsión, paisajes difuminados, desolados, notas que se repiten para conformar esta obra de superficie áspera pero contenido interesante y sugerente. Cada uno de sus nueve temas vino acompañado de imágenes en movimiento que todavía pueden verse en su canal de YouTube.
Tanto va el cántaro a la fuente que al final se rompe, y tanto recordar el Échate Un Cantecito a la hora de hablar de Kiko Veneno, que al final me lo he puesto. Hacía mil años que no lo escuchaba, pero es uno de esos discos que me sé prácticamente de memoria. En su día lo tenía grabado en una cinta, aunque no fue hasta que salió la edición conmemorativa del 20 aniversario del disco cuando lo compré. Esta edición trae un cd extra, un poco construido de aquella manera, maquetas, directos y los duetos de Albert Pla, Calamaro y Martirio que se grabaron para Puro Veneno en 1998 con canciones del disco que nos atañe. Además se reproduce el diario de Kiko durante la grabación del disco en Londres. Lo más interesante para mí las maquetas de Superheroes De Barrio y En Un Mercedes Blanco.
Las 10 canciones que conforman el disco son una mezcla casi en perfecto equilibrio entre las que nos muestran un retablo de personajes callejeros y encantadores, cuatro de ellas, y las seis que tienen que ver con eso que llamamos amor, tres más alegres y otras tres más tristes. Vistas así, el punto mas flojo del disco serían para mí las de amor feliz, Fuego, El Mensajero... tampoco me gusta mucho Salta La Rana. A las otras 7 pocas pegas puedo ponerle, aunque son Lobo López, los superhéroes de barrio, Joselito y el del Mercedez blanco los que dan a este disco esos ecos al primero de Veneno, que creo que es la causa por la que todos acogimos este disco con los brazos abiertos.
El mejor disco de Kortatu para mí. De pequeño, cuando estaba empezando en esto del punk no quise comprarlo porque todas las canciones tenían las letras en euskera, y yo necesitaba entender las letras de los discos que compraba para saber cómo había que pensar para ser punk. ¡Qué cosas! Eso sí, lo tenía grabado en una cinta, porque grabar, sí me grababa todo lo que caía en mis manos.
Poco se puede decir del trío que los hermanos Muguruza y Treku Armendariz formaron allá por 1984 que no se haya dicho ya. Resulta alucinante como alejados totalmente de cualquier estructura empresarial dedicada a fabricar hits, sus primeras canciones han llegado a ser patrimonio de toda la gente de mi edad, un poco como La Polla Records, que ahora parece que todo el mundo los escuchaba de joven.
Volviéndolo a escuchar estos días, sin duda este Kolpez Kolpe es lo mejor del trío, no sobra ninguna canción, nos ayudó a los curiosos a descubrir a M-ak, de los que hacen una versión, y sentaba las bases de lo que podía ser Negu Gorriak, esto último lo supimos a toro pasado, claro, porque la separación del trío después de este disco, aunque propició la magnifica despedida en directo de Azken Guda Dantza, fue un jarro de agua fría para muchos, entre los que me incluyo.
No hay que olvidar, o mejor sí, que hubo un tiempo en que las tiendas de discos no especializadas formaban parte de los malos en esto de la industria discográfica. Con beneficios desorbitados y ninguna piedad por el comprador, en ellas se amontonaban empleados que no sabían muy bien que era lo que se traían entre manos. Esto viene al caso porque me suena, aunque no descarto equivocarme, que cuando Waco empezó a editar CD's se negaba a venderlos a través de las tiendas y solo se podían comprar pidiéndoselos a ellos por correo, y se me ocurre que igual su intención fue la de eliminar un par de intermediarios, no se olviden de las distribuidoras, que solo encarecían el producto. En caso de estar en lo cierto, extraña, y pionera, estrategia para estar en 1993. Luego parece ser que el sello fue un poco fiasco, pero bueno.
Creo que en su momento les pedí el primero de Kactus Jack, pero por pereza, o por no encontrar el momento, nunca les pedí este disco de E-330, y hasta que lo compré hace unos 5 años siempre lo tuve como objetivo, no porque yo fuera un entusiasta del hardcore por aquellos años, en su día había desestimado a grupos como Andanada 7 por ser demasiado brutos para el punk que a mi me gustaba, sino porque había tenido muy buenas críticas en el Rockdelux.
Venían de llamarse Kalikeño, nombre con el que creo que no grabaron nada, y antes de este CD pusieorn en la calle el single Mata El Hombre. Este debut en largo es brutal, pura rabia y energía, ganas de divertir(se), y también de golpear conciencias, y buenas letras. Aún así en 1998 lo dejaron sin editar nada más, aunque se pueden rastrear el devenir de alguno de sus miembros en grupos como FMM (Fantástico Mundo De Mierda) y The Real McCoyson.
Conocí a Ilegales a mediados de los ochenta gracias a Quintana, un rocker que vivía unas cuantas calles más arriba que yo. Desde entonces, para mí Ilegales fue un trío bicéfalo, Jorge Martínez (guitarra y voz) y Willy Vijande (bajo) eran Ilegales, e Ilegales era uno de mis grupos de cabecera cuando con 12 o 13 años transitaba del pop al punk, así que lamenté la marcha de Willy a la altura de (A La Luz O A La Sombra) Todo Está Permitido, y el disco apenas me gustó. Willy volvió para grabar el siguiente, Regreso Al Sexo Químicamente Puro, pero no llegó a presentarlo en directo, al menos no estuvo en la de Valencia. Después de este disco, en 1992, dejó definitivamente el grupo, y no volvió hasta 2018.
Y en este tiempo trabajo como técnico de sonido de la sala El Sol, produjo algún disco y formó parte de Electric Playboys, donde también estaba Rafa Kas, que también pasó una temporada por Ilegales, y El Niño, mítico batería de los primeros Sex Museum.
Electric Playboys solo grabaron este disco, que es puro rocanrol a bocajarro, más sosegado cuando cantan en inglés, con versiones de Burning y Parálisis Permanente, y con punto débil en las letras.
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