Volvemos con las canciones que nos acompañaron mientras recuperabamos el ritmo de nuestra cotidianidad, la rutina de los días de trabajo, del colegio de los niños y de las compras en el super. If de El Sueño De Hyparco diremos que no es apto para principiantes, mientras que el single de Castillo Interior seguro que hará las delicias de todos los que tengan alma de siniestro. Diamantes de El Columpio Asesino pierde un poco en contundencia con respecto a discos anteriores y el debut de La Banda Municipal Del Polo Norte es pop que podía haber triunfado. El Ser Humano y Enrique Urquijo se desnudan, cada uno a su manera, ante nuestros oídos. Sencillos de La Buena Vida es un buen recorrido por sus dos etapas en Siesta y Electrobikinis entretienen con su debut, al que quizás le faltó alguna canción redonda para trascender. Por último La Banda Trapera Del Rio salen mas airosos de lo que esperaba con Mentemblanco, me temía lo peor, y La Bella Medusa es ruido a borbotones desde las entrañas de Madrid.
Musiquita para ir tirando, ya saben, denle al play y a ver si descubren algo que les guste, que para eso se viene aquí.
Bajo el pseudónimo de Klaus Böhlmann, el madrileño Antonio Dyaz acabó la decada de los 80 envuelto en una espiral de actividades entre las que podemos mencionar la creación del sello discográfico Hyades Arts, aunque previamente ya había editado algunas cintas bajo la etiqueta Producciones Hyparco, y la edición de Ambientes Hormonales con su grupo El Sueño De Hyparco, reeditado en 2017, y alabado como una de las joyas escondidas de la electrónica aislacionista de este pais.
Generalmente, la música y sonidos que aparecen en los trabajos que realizaron El Sueño De Hyparco a lo largo de su andadura suelen ser solo una de las dimensiones de un espectáculo en el que lo visual complementa la propuesta. Ambientes Hormonales fue creado como una performance que combinaba actores, diapositivas, esculturas y música, y solo se grabó en disco dos años después de haber sido concebido. Por su parte, Pirates fue presentado en el Espacio "P" en un concierto sobre escalera de piedras alumbrada por candelabros de época. If, suite para violín, electrónica y percusión según reza la portada del Cd y único disco que he escuchado de ellos por ahora, nace de una grabación en directo realizada en la galería de arte Zen & Cia de Vigo, a la que posteriormente se añadieron tres temas para completar definitivamente la obra.
Recreación de una Edad Media electrificada, la grabación es un bálsamo perturbador de sonidos suaves, repetitivos, goteo de percusiones, leves sobresaltos y apuntes electrónicos dividida en once piezas inspiradas en otras tantas danzas del medievo, interpretadas entre el propio Klaus Böhlmann y Dieter Klanze, alias de José Ignacio Martínez, y acompañados por la voz de la gran Fátima Miranda en Monodia.
En 2017 Los ‘80 Pasan Factura nos obsequió con una sorpresa mayúscula. Ponía en circulación Canciones Desenterradas, el rescate de la única grabación conocida de Castillo Interior, grupo de after punk procedente de Santa Cruz de Tenerife.
Surgidos a finales de 1984, se separaron cuatro años más tarde, y aunque yo no había oído su nombre en mi vida hasta el mencionado rescate, seguro que mil veces me había tropezado con ellos, más por Santa Cruz que por La Laguna. Debían ser algunos de aquellos siniestros que al igual que punks y rockers siempre me llamaban la atención y me producían cierta envidia, siendo como era yo un chiquillo falto de voluntad y autoestima para atreverme a salir de mis pintas de persona normal tirando a cutre.
Así que me alegró la edición de esas canciones, suponían una forma de conocer y acercarme a lo que nunca me había atrevido a acercarme de pibe.
Pero ahí no quedó la cosa, esa primera maniobra arqueológica había dejado fuera dos canciones y media de las grabaciones originales por lo maltrecho de la bobina en que se encontraban, y no fue hasta el año pasado que esas dos canciones, y por fin Vuela Hacía Mí al completo, con sus dos partes, vieron la luz bajo el nombre de Últimas Moradas en este estupendo single editado con mucho mimo, que completa el legado del grupo.
Sonidos oscuros, acelerados en El Sueño Dorado, más agresivos en Indecisión, un temazo, y con toda su épica a lo largo de la cara B ocupada por Vuela Hacia Mí.
Cuarto disco de El Columpio Asesino y primero editado por la discográfica de origen gallego Mushroom Pillow, después de que sus anteriores tres trabajos grandes saliesen con los asturianos Astro Discos, que ya en 2010 andaba un poco de capa caída.
Cambio de compañía para los navarros, pelotazo con el single Toro y triunfo en los premios MIN de ese año, en los que se llevan los premios a la canción, al mejor artista español, al mejor álbum rock, al mejor directo y a la mejor producción, mientras que su nueva discográfica se lleva el premio al mejor sello independiente.
Aunque lo pueda parecer por lo galardonado del disco, para mí no era su mejor trabajo hasta el momento. De alguna manera parece que tratan de evitar que las canciones aquí presentes estallen en contundentes estribillos, el de Toro no lo explotan del todo y en otras hay versos que podían cumplir perfectamente la función, y optan por construir canciones más lineales con dinámicas más contemplativas.
Otro asunto son las letras, parecen extraídas del diario de un adicto a los estimulantes nocturnos inhalados nasalmente, con sus subidas y sus bajadas, sus arrepentimientos y sus ganas de más, con sus encuentros fortuitos que le hacen olvidarse de su intento de reconstruir su vida. Igual la culpa de mi interpretación la tiene Toro, que es la de letra más explícita.
Aún así el disco acaba con un tema instrumental algo más electrónico, que es un poco como estar en el paraíso… y se titula MDMA. También hay dos versiones, una de sus compañeros de sello We Are Standard y otra de John Cale, además de un tema que recuerda mucho a La Estatua Del Jardín Botánico de Radio Futura.
No cabe duda que el nombre del grupo está bien elegido, en algún sitio lo debí haber escuchado o leido, no me acuerdo, ni tampoco cuándo, y casi seguro que después de esa vez no había vuelto a pensar en él hasta que un día viendo cd´s de baratillo, en una de esas compras que yo digo que son para fondo de armario apareció. Había quedado latente en mi cerebro, durmiendo durante eones hasta que un leve estímulo lo despertó. No se puede olvidar tan facilmente como uno cree un nombre como La Banda Municipal Del Polo Norte, y claro, lo compré.
El disco suena bien y tiene un par de temas que son auténticos hits potenciales de pop, cuando se ponen más guitarreros me llegan a recordar a Doctor Divago, como en Dos En La Carretera. Y sí, igual que los valencianos, las letras de esta gente también tienen su aquel, su parte de ironia y un sentido del humor bastante cabrón, Parte Alta es una buena muestra.
Eran de Barcelona, y este fue su primer disco largo despues del Ep de cinco canciones con el que debutaron en 2008. Mirando los créditos del disco la banda estaba formada por seis individuos, y empiezan a llegar las sorpresas, y esos lazos y conexiones que me hace tan feliz descubrir. Dimás Rodríguez es el hombre detrás de Invisible Harvey, proyecto que ya ha editado dos discos con el sello El Genio Equivocado, y que ahora me han dado ganas de escuchar, mientras que Juanpe González estuvo en los efímeros T E J E R O, que tan buenos recuerdos dejaron en su corta vida allá por 2013.
En 2015 dejaron de dar señales de vida, igual cada uno emprendió su camino... seguro que los esquimales los añoran y guardan un gran recuerdo de ellos, y yo espero volver a tropezarme con alguno de sus otros discos.
Curioso e impersonal alias el que ha elegido Gonzalo Fuster para su proyecto abierto a colaboraciones y otros músicos y amigos según lo requieran las necesidades, en el que él se mantiene como único miembro fijo y con el que lleva sacando discos desde hace ya diez años. Durante este trayecto también ha dejado un disco a su nombre, titulado Almacenero Marx, producto del confinamiento propiciado por la pandemia, un par de grabaciones bajo el alias de Gran Camino, esta vez estrictamente en solitario, alguna referencia en la que ha decidido ocultar su identidad y que no es cuestión de desvelar ni ahora ni nunca, y por último, este mismo año un vinilo de su proyecto a medias con Alberto Montero bajo el nombre de Algo.
Y me resulta curioso lo de su alias, antes no lo había pensado, porque en esta colección de canciones El Ser Humano opta por contarnos historias muy cercanas, muy personales, que además en un acto de valentía fue desgranado mes a mes en la web de Muzikalia a modo de guía de audición en la que relata los motivos que le llevaron a cada canción, como fueron creciendo y que pretendía conseguir con cada sonido y detalle que se escucha en el disco. La lectura de esta especie de autopsias prenatales, de estas génesis, es absolutamente recomendada por entretenida y reveladora para los que seguimos de cerca sus movimientos.
Pero no nos olvidemos de lo estrictamente musical, dueño de una forma de cantar bastante personal, que puede extrañar al principio, en Casa encontramos once canciones bonitas, pero no fáciles, donde Gonzalo declara su amor a su familia, a sus recuerdos, a su hogar, a su vida. Simplemente eso, que no es poco, y más haciéndolo con palabras sencillas... y a cara descubierta. Aunque te hagas llamar El Ser Humano... nos quedamos con tu voz, sabemos quien eres.
A finales de los ochenta podía darse el caso de que alguien te dijese que lo que a él le gustaba era la música española, y eso incluía desde los Modestia Aparte de Cosas De La Edad hasta los Danza Invisible de A Tu Lado, de los Inhumanos de 30 Hombres Solos a Los Ronaldos de Saca La Lengua, de La Frontera de La Rosa De Los Vientos al Joaquín Sabina de Hotel, Dulce Hotel, de los Gabinete Caligari de Camino Soria a El Norte con su primer disco o La Guardia de Vámonos. En definitiva, todo lo que no paraban de poner en Los 40, aún cuando algunos de esos grupos estaban entregando sus peores discos, y los que debutaban no tenían más de una o dos canciones radiables. Ahí también estaban Los Secretos de La Calle Del Olvido, eran tiempos de discos de oro a tutiplén y cachés desorbitados.
Pero la bonanza pasó rápidamente, rara vez la calidad estaba a la altura de las ventas, todo se desmoronó en cuestión de un par de años, y cada uno hizo lo que pudo. En este contexto llegó a las tiendas el primer disco de Enrique Urquijo Y Los Problemas, casi a modo de divertimento. Más escorados al folclore que el grupo madre, con un sonido muy cuidado, graban un nuevo tema de Enrique, reinterpretan algunos temas antiguos del repertorio de Los Secretos y añaden unas cuantas versiones inesperadas, dos que miran a México y cuatro o cinco que miran al Madrid de principios de los ochenta.
Con tales mimbres imposible que el disco no suene algo melancólico, aunque es para bien, porque la melancolía va acompañada de mucha emoción. Un pequeño soplo en el corazón, seguro que a Aramburu le encantaría.
Coqueta caja, no podía ser de otra manera tratándose de La Buena Vida, en la que se recuperan los singles que editaron para Siesta, y otros temas que aportaron a diversos recopilatorios en aquella época. Bonito formato, con un cd para cada single, que dificulta la escucha de corrido, pero que yo agradezco al respetar el arte de las ediciones originales.
Los dos primeros singles, de 1992 y 1994, incluyen cada uno un tema extra. Diez canciones de su etapa inicial, pop juguetón y de aire ingenuo, de tarareos y de mantel de cuadros y picnic, en todo su esplendor. Rescate más que necesario, los precios de los originales están por las nubes, que nos recuerda porque fueron la sensación pop del momento.
Luego viene Magnesia, de 1995, Ep más de búsqueda que de transición, donde el grupo prueba un poquito con apuntes electrónicos, también con algunos vientos, y alarga las canciones hasta los cuatro minutos, antes no pasaban de los dos, con mayores desarrollos instrumentales.
Luego la cosa se vuelve algo incomprensible, disfrazado con el arte que acompañó originalmente al Ep Eureka del año 2000, meten dos de sus canciones, dejan las otras tres para el siguiente cd, y le añaden un tema con el que participaron en Expresso, recopilatorio de 1997, y uno solo de los dos que habían aparecido únicamente en la versión en vinilo de su disco de 1999, no será por falta de espacio.
El quinto cd de la caja lleva por título Versiones, y eso es lo que hay, con una excepción. A las versiones de Jonathan Richman, The Velvet Underground, The Beatles, Fórmula V, Love y Alaska rescatadas de distintos recopilatorios se añade el tema propio H. Powell, incluido originalmente en el recopilatorio Freaks Attacks! editado con motivo de la VIII Semana de Cine Fantástico y de Terror de San Sebastian, y en la que sospecho que el grupo canta al reverendo Harry Powell, el fascinante malo de La noche Del Cazador, usando unos registros a los que no nos tenía acostumbrados.
En definitiva, lo que suena, casi todo da gusto oirlo, pero igual se podía haber sido un poco más exhaustivo a la hora de recapitular material de difícil localización del grupo.
Curioso asunto lo de la llegada del movimiento riot grrrl a este país. Allá por los noventa había unas cuantas bandas con mayoritaria presencia femenina, como Undershakers, Pussycats, B-Violet, Besttias, Dover, hasta podíamos incluir a Vívoras… pero ninguna de ellas, a pesar de sus raíces punkis o garageras, se reivindicaron como riot grrrls. Queda claro que el pensamiento feminista en este país no tenía hace veinte años el poder de convocatoria que tiene a día de hoy.
Quizás la excepción fueron Hello Cuca, grupo de las hermanas Damunt, pioneras con su fanzine Miau! en hablar de feminismo y punk, aunque ya pululaba por ahí otro titulado Cuerpos Salvajes. Junto a ellas, y esto es solo mi parecer, podríamos mencionar a las irreverentes Les Biscuits Salés.
Electronikinis estuvieron ahí, surgieron en Getxo a finales de los noventa, con Ana e Isabel a la guitarras, Miren al bajo, estas dos últimas también se encargan de las voces, y Asier a la batería. En sus declaraciones de la época decían pasar del feminismo, aunque reconocían que el hecho de subirse a un escenario ya servía como apoyo a las mujeres en un mundo de hombres. En esa época, tal vez, la actitud más feminista era la de no querer escuchar la coletilla de grupo de chicas cada vez que se les mencionara.
Debutaron con este Ep que incluye cuatro temas de rabioso punk-grunge del que se facturaba en la época más una versión del Rock'n'roll Girl de The Beat, yo creo que algo de pensamiento feminista sí había por ahí. El disco es resultón, y como añadido, permite escuchar los primeros pasos de dos mujeres cuyas trayectorias no han dejado de crecer, por un lado tenemos a Miren Iza que desde 2006 edita discos bajo el nombre de Tulsa, y por otro, a la gran Isabel Fernández Reviriego, de la que soy más fan, que en estos años ha ido derrochando su talento con The Charades, Aries, su proyecto en solitario, y ultimamente como Magia Bruta junto a María Romero. Parece que también es suya la voz que aparece en uno de los temas de de la única grabación de esa locura efímera que fue Bezoar.
Muy al principio de los noventa debí leer algo sobre La Banda Trapera Del Río y su único disco, publicado en 1978. Allí se los reivindicaba como la primera maravilla del punk de este país, y a su disco como la piedra angular sobre la que se había construido todo lo que vino después. Así se convirtieron en uno de los grupos que más estimulaba mi imaginación sin haberlos escuchado nunca.
Algo se debería estar ya cociendo, porque 1991 trajo el primer disco de Oficial Matute, formación con la que Tío Modes y “Raf” Pulido volvían a los escenarios, y 1992, el debut de Vox Animal, con Morfi Grei a la voz. Como guinda, ese mismo año se reeditaba por primera vez el único disco de la Trapera. Lp y Cd sin añadidos ni notas interiores adicionales ni grandes aspavientos, y ambos formatos al mismo precio, 995 pesetas en la Discoplay, cosa muy rara porque por aquellos años los cd’s solían casi triplicar los precios de los vinilos.
No tardé dos minutos en pedirlo, pero me costó mucho más tiempo aceptarlo, igual diez o doce años, y olvidar la decepción que supuso escucharlo por primera vez. Aquello no era el punk que yo esperaba.
Y ahí dejé al grupo en barbecho hasta prácticamente el otro día, que me puse este Mentemblanco que pillé porque casi lo regalaban. Las esperanzas eran nulas, después de la reedición de su primer disco, los engranajes de la industria se pusieron a funcionar a pleno rendimiento. Primero llegó el rescate de lo que iba a ser su segundo disco, grabado en 1982 e inédito hasta el momento, y luego vuelta a los escenarios, edición del correspondiente disco en directo y por último, ya en 1995, nuevo disco en estudio que es el que hoy nos ocupa. A las malas perspectivas antes de la escucha ayudaban algunos títulos sonrojantes, De Ruta Madre, Joven Viejo… una portada regular y una foto del grupo directamente para enmarcar. Con todo esto en la cabeza, tengo que decir que al final, lo que suena aquí, otra vez no es lo que esperaba, y es que en este caso la solvencia instrumental y el oficio de los músicos se impone a todos mis prejuicios. Más que decente lo que grabó la Trapera en su segunda reencarnación, sobre todo si las expectativas no son muy altas.
Una cosa lleva a la otra, y parece lógico que lo primero que debe hacer uno al poner este disco es preguntarse si tendrá que ver algo la película de Edgar Neville con lo que aquí suena, sobre todo si como yo, uno no la ha visto nunca.
Así que después de un par de escuchas a este artefacto, se imponía buscar y ver La Torre De Los Siete Jorobados, original de 1944, sea como fuere. Y ahí tenemos, en la escena inicial, a Manolita Morán en su papel de La Bella Medusa, bailarina estrella del Salón Moderno, cautivando con su voz, sus bromas y sus picardías al público presente. Queda claro, por tanto, que los autores de este disco, como poco, hacen un guiño a la obra de Neville.
Leyendo los títulos de los temas, el primero se llama Quasimodo, el segundo Igor, pensé que igual cada uno de los siete temas del cd respondía a cada uno de los jorobados a los que hace mención el título de la película, pero no, la cosa no llega a tanto.
Así que al final mi imaginación me lleva a que igual el cuartel general de for Noise’s sake, lugar donde entre 2008 y 2012 se llevaron a cabo un número brutal de grabaciones e improvisaciones de ruido, en algún momento de esta grabación se convirtió para Rn Juristo, Miguel A. García y Butter en su Torre De Los Siete Jorobados, catacumba escondida del subsuelo de Madrid donde podían desarrollar su trabajo alejados de la vista de todos los que los señalarían como raros o terroristas sónicos.
Única grabación de La Bella Medusa que conozco, esto es ruido generado por la guitarra y la batería de Butter, la electrónica de Miguel, y la voz, los cacharros y el clariphone preparado de Rn, creando siete piezas de instigación sensorial tirando a cortas, las más largas rondan los cuatro minutos, a las que se añaden sin acreditar casi cuarenta minutos más tensión sonora, igual son el making-of.
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