Hoy nos acercamos a musicas difíciles, a músicas que no suelen gustar a casi nadie, a musicas muy minoritarias, a músicas destinadas al fracaso comercial más absoluto, a musicas que son condenadas a la indiferencia cuando no al rechazo, a músicas que son acusadas de elitistas, a músicas que son ruido y a músicas que son silencio. A músicas que no son música.
Y sin embargo, o debido a todo lo anterior, está claro que son músicas que surgen de la necesidad brutal y vital de expresarse de unas cuantas personas, que anteponen esta necesidad y el riesgo a cualquier criterio mercantilista o de servidumbre, y que por tanto nacen desde un principio absolutamente libres. Esto es una pequeña muestra que comienza en 2007 con Mattin y termina en 2017 con Coàgul.
Aquí tenemos a Mattin, el bilbaíno errante, el hombre que nos golpea con su imaginación y sus tratados musicales extremos. Un buen día de 2007 se le ocurrió que era buena idea crear Free Software Series, una marca para promocionar trabajos experimentales realizados usando únicamente software libre.
Al final creo que fueron dieciséis las referencias que salieron a la luz, en las que participaron audioactivistas como Kakofunk, conocido en casa por ser parte de Mubles, Joaquín Lana, mitad de Nice Girls Who Become Pornstars And Then Monster, el barcelonés Pato, y Miguel Prado.
La cuarta referencia de estas series fue para el propio Mattin que la tituló Broken Subject, diez temas, en total treinta minutos de sonidos que van de frecuencias agudas extremas al rumor masajeante para tu mente, del silencio al desagrado de ruidos molestos, todo diseccionado con precisión milimétrica en dosis de tres minutos.
Formados por José Tena y Ángel Mancebo, conocí a este dúo madrileño por el primer e impactante trabajo en solitario que editó José en 2013 bajo el nombre de A Letter For Elise.
Fruto de la investigación posterior generada por la curiosidad de saber de dónde venía aquel impacto, llegué a Ann Deveria, en activo desde 2007, y que por aquel entonces estaban a punto de sacar su segundo disco.
Anteriormente se habían autoeditado tres mini cd’s entre 2007 y 2009, y en 2011 había aparecido su primer disco largo en el sello Envelope Collective, proyecto que habiendo nacido como un colectivo multidisciplinar que incluía artistas plásticos y fotógrafos…, devino en discográfica con Olivier Arson y el propio José Tena al mando.
Este primer disco de Ann Deveria fue la segunda referencia del sello. Cinco piezas de ambient-drone altamente emocional, elegante poder de seducción y marcado carácter visual. De hecho, después de este disco, el director Lois Patiño contó con ellos para la banda sonora de sus películas Costa Da Morte y Montaña En Sombra.
Cuando en 2003 se formaba pier, nadie se imaginaba la avalancha de ruido que en unos años se nos vendría encima. De las tres personas que integraban la banda, Buter, Willyfunk y Rafa, este último emprendió una cruzada ruidista integral que llegaría a su apogeo a finales de la primera década de este siglo.
Entre 2005 y 2010 tomó el alias de Nicolash para dar salida al material que iba creando en solitario, y a partir de 2010 empieza a usar el nombre de Shalocins, que compagina con otros alias más puntuales como Dohince, Bazbotni, Boto Vox, Ol’ Pain… dependiendo de los presupuestos de partida a la hora de generar ruidos.
A la vez, participa en un buen montón de proyectos que le llevan a colaborar con artistas como Oscar Barras, Miguel A. García, David Payne, Pietro La Rocca o Andrew Coltrane.
No contento con todo esto, crea el sello for Noise’s sake, con su correspondiente subsello para proyectos no tan ruidosos, fater disks, y posteriormente el sello casetero Put Your Hands Down.
Con el nombre de Claridemens creo que sólo editó la cinta que les traemos hoy, Live Raw, casi veinte minutos de ruido contorsionado y agudos servido sobre un colchón áspero y seco de residuos sonoros amplificados.
A primera vista, teniendo en cuenta lo poco que conocía de las propuestas sonoras de Lali Barrière y Miguel A. García en solitario, solo el disco Patio de ella, y un par de referencias bajo el alias de Xedh de él, reconozco que me resultó extraño encontrarlos juntos en este disco, aunque casi me estoy enterando ahora que lo suyo ya venía de lejos.
Patio, de Lali Barrière es un disco de silencios y detalles, mientras que Agujero Negro y Turku son ruido inmisericorde, con lo que antes de poner este Espejuelo por primera vez, tenía un plus de curiosidad por escuchar cómo conjugarían ambas personalidades, a priori tan lejanas, en este trabajo a cuatro manos.
En este Espejuelo Lali aporta sonidos amplificados generados por objetos varios desde el enfoque minimalista que caracteriza su trabajo, mientras que Miguel A. García saca sonidos de su mesa de mezclas mediante la técnica del no-input, en pocas palabras conectar las salidas de la mesa a sus entradas haciendo que el propio sonido que genera el aparato se autoamplifique al volver a pasar por ella. En el conjunto prevalece la sobriedad, y el gusto por los amplísimos espacios para el silencio, de Lali, a la que Miguel A. sabe adaptar sus intervenciones, complementando y haciedo crecer la intensidad y la intranquilidad de las cuatro piezas aquí presentes.
Poco más de diez años han pasado desde que nos encontramos por primera vez en la escena ruidista de este país con los nombres de Tube Tentacles y Daiben. En 2013 aparecía el seudónimo de Tube Tentacles para presentar a la mitad menos conocida de la nueva aventura en formato dúo de Iván, al que todos conocíamos por sus trabajos como Grassa Dato. Y en 2014 Catatonic State, proyecto ruidista de David Area, presentaba su split 5 Formas Escatológicas Y Necrófilas De Amar junto a un desconocido Daiben.
Tras ambos nombres, la misma persona, Enrique Garoz, que en estos años se ha ido convirtiendo en otro personaje imprescindible para el buen devenir en este país de estas otras músicas que traemos hoy a la palestra, manteniendo sus dos proyectos personales a pleno rendimiento, además de participar en un sin fin de proyectos colaborativos como Mekurabe, junto a Òscar de Gyakusatsu, o Emaztegaiak, junto a Miguel A. García.
Así las cosas, The Invocation podríamos decir que casi fue el principio de todo, primer disco completo a nombre de Tube Tentacles, grabado entre 2012 y 2014, nos presenta tres largos temas que se abren paso entre el ruido y el ambient lisérgico con estupendos resultados.
En 2012 comenzaba su andadura Nueni Recs. con una clara línea editorial en la que quedaban excluidas propuestas ambient, drone o que incluyeran grabaciones de campo. Héctor Rey, creador de la etiqueta, también descartaba editar su propia música en su sello, y como último principio preconizaba ser fiel a su gusto y criterio personal a la hora de elegir los trabajos a editar.
Creo recordar que me regaló este cd al pedirle el de Lali Barrière y Miguel A. García, porque no se me ocurre otra manera de que este objeto haya acabado en mi casa, dadas las escasísimas excepciones que hacemos a la hora de comprar discos de fuera de nuestras fronteras.
Angle fue el nombre elegido por los franceses Jean-Philippe Gross y Jean-Luc Guionet para abordar esta grabación conjunta realizada en vivo en el laboratorio artístico para la música experimental y el arte sonoro Q-02 de Bruselas.
Ambos músicos atesoran más de veinte años de carrera, innumerables grabaciones y participaciones en infinidad de proyectos siempre cercanos a la improvisación, la experimentación y en el caso de Guionet, también el jazz.
En Premier Angle nos presentan una única pieza de casi treinta minutos en los que el silencio es un protagonista más en la orografía sónica cambiante que inventan Guionet al saxo y Gross a la electrónica.
Los rastros que quedan pon internet sitúan a Tomás Gris en 2011 como la mitad de Pervertapes, dúo junto a Alberto de la Hoz dedicado a la improvisación y manipulación electrónica a partir de sonidos sacados de cassettes. También lo sitúan en un par de actuaciones, publicadas posteriormente por Pan Y Rosas Discos, una en solitario y otra junto a Lali Barrière y Miguel A. García, donde ya se menciona como mítica su bandeja de objetos, que incluía globos y muelles, con los que generaba sonidos. Poco después lo encontramos en la República Checa como colaborador al saxo alto de la Prague Improvisation Orchestra, donde debió trabar amistad con Petr Veba, con el que funcionó durante un tiempo como Criticon Duo.
No sé si fue a su vuelta a Madrid, o si ya se conocían de antes, cuando traba amistad con David Area, por aquel entonces a los mandos de Mattoid Records, encuentro que creo fundamental para la evolución de ambos músicos.
Y es en este sello en el que se recuperan estas grabaciones de 2010 que suponen el estreno editorial de Tomás como Hornmolloy, presentado como proyecto que enfoca el tratamiento de los muros de ruido desde una perspectiva filosófica hegeliana-stalinista. El resultado es una pasada, no sé ni cuántas veces he hablado ya de él por aquí, así que no voy a añadir nada más.
Seguimos con David Area y Tomás Gris. David debe de ser una de las personas de este país que más ha hecho por el ruido en todos los frentes posibles, difusión, creación, edición, organización de eventos… Su web Fungus Cerebri era de visita obligada para estar al tanto de lo que acontecía en el panorama y casi cualquier búsqueda de información relacionada con el género te acababa llevando a ella. En 2011 también daba forma a Mattoid Records que se estrenaba con una bonita reedición de Agujero Negro de Xedh, lo primero que escuché en mi vida de Miguel A. García. También fue por esta vía como descubrí a Coàgul, con su Semanario Químico.
Para mi fueron años tremendamente excitantes y el descubrir toda esta vertiente salvaje del ruido me ayudó a salir de una fase muy cruda de apatía y desinterés por la música. Eternamente agradecido tanto a David como a Rafa Juristo, recuerden que antes hablamos de Claridemens y for Noise’s sake.
En Mattoid, David también daba salida a su proyecto personal, primero como Vacilo The Cock, luego como Caratonic State. Ruido y más ruido.
Pero había más inquietudes en David, busquen Teima publicado en 2013 a su nombre, y el encuentro con Tomás las afianzó. Juntos crean en 2015 Ex-Nihilo Records, plataforma que tiene como objetivo la publicación y difusión de arte sonoro focalizado en la libre improvisación, el reduccionismo y la música silenciosa y arman el proyecto Hashigakari, afín a estos preceptos.
Five Little Pieces, segunda referencia editada por Hashigakari con Tomás al trombón y David a la electrónica, es una larga pieza concentrada en el silencio y, según ellos mismos declaran, inspirada en el modo de composición que utilizó Antoine Beuger en Lieux De Passage. Si bien en su día me costó asimilar este trabajo, tras las sucesivas escuchas recientes presiento que David y Tomás me han vuelto a abrir puertas a las que da vértigo asomarse.
Javier Piñango apareció en nuestra anterior lista de canciones publicada hace dos semanas como mitad de Ankitoner Metamars, y ahí ya dimos algunas pinceladas de sus aventuras pasadas. Sí es verdad que nada dijimos de su participación en la creación del sello Por Caridad Producciones, fundamental bisagra que hizo que muchos de los que seguíamos los pasos de Triquinoise nos asomásemos al catálogo del arriesgado sello barcelonés G3G, ni tampoco nada de su labor al frente de Experimetaclub, proyecto de difusión y promoción de la música experimental, ni de su serie de trabajos i.r.real, que ya va por su décimo volumen más algunos anexos, ni de su montón de colaboraciones con gente como David Area, Edu Comelles o el guitarrista canario David Paredes.
Por otro lado, no creo que me equivoque si digo que la trayectoria de Juan Antonio Nieto desde comienzos de este siglo, mientras muchos de sus contemporáneos se han dedicado a vivir del refrito, ha sido una de las más coherentes y valientes entre las de todos aquellos músicos que formaron el meollo de La Movida. Primero bajo el nombre de Pangea y luego ya con su nombre de pila nos ha dejado una larga serie de trabajos guiados por la exploración y experimentación.
Two Unfocused Cardinal Points, compuesto entre ambos músicos y puesto en circulación por Marbre Negre, otro sello fundamental en su labor de dar visibilidad a las música arriesgadas desde hace ya diecisiete años, nos presenta cinco largas piezas de paisajes electrónicos cada vez más retorcidos y molestos, hasta llegar a los gloriosos dieciocho minutos de On Sorrow Fathered que cierran el álbum. Sublimes.
Marc O'Callaghan, la persona detrás de Coàgul, entró en erupción en 2011 y durante seis años estuvo lanzando material telúrico con una frecuencia digna de fenómenos como Zorn y Zappa. Las primeras emisiones llegaron de forma más tímida en 2009, y su actividad se prolonga hasta el día de hoy de una manera más mesurada, aunque ampliada a otras facetas no estrictamente musicales.
Si el pistoletazo de salida de sus años de actividad desbocada podemos datarlo con la edición de la cinta Janitor en mayo de 2011, la salida en abril de 2017 de Radio Fortuna nos valdría para indicar el fin de este periodo. Entre ambas, otras dieciséis ediciones físicas a su nombre, trece a su nombre, dos de ellas compartidas con +Dvnkel Reich+ y otra con Cadena. O vistas de otra manera, cuatro vinilos de 12 pulgadas, diez cintas de cassette de diversos minutajes, dos cd's, un flexi y la deliciosa caja Eclíptic, que incluía un cd, un minicd y un trozo de hueso humano.
Radio Fortuna está divida en diez estaciones, cada una de ellas relacionada con cada uno de los primeros diez números naturales, cada una de ellas de tres minutos de duración, de manera que al finalizar una, se puede dar la vuelta a la cinta y acceder a la entrada de otra. Diez estaciones, cada una de treinta y seis grados, para que las diez completen el círculo. Treinta y seis grados que se pueden disponer en un cuadrado de seis filas con seis grados cada una, lo que inspira el arte interior de esta cinta, y todo grabado en febrero de 2017, 2 + 0 + 1 + 7 = 10. Así es como él nos lo cuenta, y parece que todo concuerda en la mente de Coàgul.
En la realidad tenemos 15 minutos de muzak infernal por cada cara sin separación entre las pistas, con la voz de una locutora escapándo entre los ritmos industriales, y la voz ahogada de Marc que en cada estación enumera objetos distintos.
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