Mira por donde, el Doctor Deseo siempre llamó mi atención, más que nada por aparecer donde no me cuadraba. Se estrenaron en 1987 en el catálogo de Discos Suicidas, y ya extrañaba verlos junto a Vómito, M.C.D o Eskorbuto. Los títulos de sus canciones no parecían lo suficientemente punks. Ni mili, ni policía, ni ninguna de las constantes que buscaba uno por aquella época. Nunca me decidí a comprar un disco de ellos, pero sí probé a descargar uno muchos años después. Y no me equivocaba, porque Doctor Deseo es un grupo de rock... con sus peculiaridades. La voz de Francis tiene tal personalidad que se convierte por derecho en el principal activo de la banda. Expresiva, lasciva y cabaretera, canta clarito sus historias de perdedores que se aferran a la vida, y que hasta la celebran y exprimen. Historias nocturnas, que huelen a callejones y esquinas húmedas, a amor desatado y después terminado. La banda se despacha a sus anchas en estas diez canciones, lo mismo se escoran hacia el pop o más bien hacia la canción sentida como en Que No Se Me Escape Nada, que mezclan unos coros que recuerdan a Barricada con unos teclados muy ochenteros en La Química Precisa. Y a pesar de que esta última descripción asuste, la cosa es que no patinan. Al contrario, les quedan canciones bastante resultonas, resueltas con gran variedad de recursos. No hay problema de dispersión, para eso está la voz, para recordarte que aunque cada una tenga su personalidad, todas son Deseo.
Este es su séptimo disco, pero ya van por trece. Yo solo he oído tres, y este no es mi preferido, pero sigo pensando lo mismo: Aficionado al rock y fan de Extremoduro, deja de esperar el siguiente disco de los de Roberto Iniesta y empápate la discografía del Doctor Deseo, igual cambias de grupo favorito.
Doctor Deseo fueron en este disco Francis, Kike, Josi, Txampi y Raúl. Les echan una mano Aiora Renteria, Aitor Agiriano, Fito (sí, el Fitipaldi) y Rafa Acebes.
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