Mira por donde, la tonga de ropa que había por planchar en casa era de impresión, así que después de acostados y dormidos los niños me he fajado con semejante montaña. La tabla al salón. Mientras, con la tele, Ana iba haciendo zapping, y por ahí se asomaban a casa Alaska y Mario, los contertulios de Punto Pelota, los concursantes de La Voz... y yo los veía emitir graznidos metálicos que comenzaban rompiendo el traqueteo de fondo, para paulatinamente irse (con)fundiendo con él en una única agresión a la que es difícil acostumbrarse, que puede acabar con tu paciencia y sacarte de quicio, y que termina dejando paso a un eco amorfo de considerable magnitud y que se repite sin fin, que centrifuga tu cerebro y te hace sonreír con cara de satisfacción. Ya estas abducido. Y es que tenía esta cinta en los auriculares. No sé cuantas veces he oído estos 20 minutos de ruido grabados en vivo. La banda sonora de cualquier noche en casi cualquier casa. Como dice su título, crudo y directo.
Esta es la única grabación que conozco a nombre de Claridemens y, según Discogs, es otro de los alias que maneja Rafa Juristo en su inabarcable obra alrededor del ruido.
No hay comentarios:
Publicar un comentario