Desde los 13 o 14 años de edad lleva Nacho Laguna metido en la vorágine del rocanrol. Comenzó con Trifide::Freud junto a David G. Bonacho, Andrés Gordón y Raúl Vicario, y con ellos estuvo hasta la disolución del grupo en 1990. Debió ser unos años antes, sobre 1988, cuando conoció a Javier Almendral y Javier Corcobado, con los que comenzó a improvisar sesiones de ruido. Muy a finales de los ochenta se enroló en la banda de este último para la gira de presentación de Agrio Beso.
Con Corcobado siguió hasta casi entrado el nuevo siglo, tiempo que aprovechó además para formar parte de los efímeros Los Labios, y de encargarse de la producción y arreglos musicales de los dos discos de José Luis Moreno-Ruiz.
Llegados a este punto, finales de 1998 y principios de 1999, Nacho decide que es el momento de abrir las gavetas, revisar los escritos y maquetas que había ido acumulando en todos estos años y darle forma de disco propio.
Así nace Cantábrico De Emociones, el primero de los tres discos que lleva editados a su nombre a día de hoy. Nunca había ejercido Nacho como líder claro de un grupo y para esta primera ocasión no duda en contar con sus amigos músicos para llevar a buen puerto el proyecto. La lista de colaboradores abruma, y al oír el disco puede ocurrir aquello de que el ruido de los arboles no permita escuchar el sonido del bosque. La decisión de dejar la voz de la mitad de las canciones en manos de auténticos gigantes de marcada personalidad como son Ajo, en Luna De Hoja De Lata, Javier Corcobado, en Psicoanálisis y Barco Con Alas, Carlos Desastre, en Lágrimas De Plata Fina y Cantábrico De Emociones, y Javier M. Almendral, en Ax y Lágrimas De Plata Fina, es sabia, ¿quién pudiera?, pero puede distraer al oyente circunstancial, y al que no le guste empaparse los créditos, sobre quien es el verdadero cerebro que está detrás del excelente material que contiene este disco.
Salvo el poema recitado en Barco Con Alas, obra de Corcobado, que nuestro hombre rodea con pulcritud, melancolía y suave marejada, y Ax, rescatada del repertorio de Los Labios y compuesta a medias con Javier Almendral, el resto de letras y músicas son obra del titular del disco.
Desde la inicial y reposada Valle Feliz, cantada por Javier Arnal, otro chatarrero que nunca se había puesto frente al micro, hasta el minuto final, La Canción De Pablo, juego-improvisación de su hijo pequeño, las canciones se cuentan casi por aciertos. Psicoanálisis y Lágrimas De Plata Fina remiten a su pasado, y aunque para mi estén entre lo mejor del disco, sin duda, es en la confrontación que encuentran estas canciones con el resto de títulos, más apacibles e íntimos, surcados por el violín de David G. Bonacho o el acordeón del sr. Arnal, donde esta obra muestra toda su personalidad, asombra y acaba por atrapar.
Además de todo el personal mencionado participan en este disco Nacho Colis a la batería y percusiones, Susana Cáncer al Hammond y al piano, Bruno Ruiz también al violín y Rafa Maximiano al órgano.
Por cierto, Trifide::Freud renacieron hace unos años, han vuelto a los escenarios, y hasta la leyenda cuenta que sobre 2003 editaron un CD con grabaciones del periodo 1983-1990. Y digo leyenda porque desde que me llegaron noticias de la edición física lo he buscado intensamente sin ningún éxito.
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