Mira por donde es el momento de que lances por la ventana todos tus conos de incienso, varitas aromáticas, aceites esenciales y demás parafernalia. Incluye los soportes en forma de barquichuelo y similares, y haz hueco en tu estantería para este pedazo de disco curativo. Rechaza imitaciones, si realmente quieres purificar tu karma, sentirte en conexión con la naturaleza y que tu espíritu crezca no tienes más que colocarte unos auriculares decentes y darle al play. Dejarte llevar por lo bonito de estas canciones ya viene solo. Esto es electrónica paisajista plagada de detalles, que transcurre tranquila (sólo en Dreams suben los bpm), dejando espacio a los instrumentos orgánicos (piano, guitarra, percusiones, dicen los créditos). Pero como la misma naturaleza, aquí no todo es paz y ensimismamiento, sino que los autores auto-boicotean con muy buen gusto la placidez de los temas haciéndolos mas reales, mas terrenales, alejándolos de la new age aquella que pegaba fuerte en mi juventud encabezada por Enya. Los redondean a base de ir añadiendo imperfecciones como son la capa final de ruido en Nomi, el traqueteo inicial de My Life Is Full Of Rivers And Mountains, algún crujido en Yume Utsutsu, el anti climax absoluto que es Garda en el conjunto del álbum (y una de mis favoritas) o el leve zumbido que recorre el comienzo de Maria Is A Bird.Miguel Marín es Arbol, aquí le echa algo mas que una mano Jordi Saludes, y Suzy Mangion, en dos ocasiones, y Eri Makino, en una, se reparten los temas vocales.
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